...Tengo ganas de caminar un poco y calmarme, tengo ganas de estar con un amigo y darle un abrazo, para quitarme un poco la tristeza, tengo ganas de sentarme con aquel amigo en un lugar solitario y desahogarme, hablar de todo hasta conseguir ese momento en el que termine diciendo lo que siento que no lo sé, pero me ayudaría a descubrirlo. Luego capaz que me pondría a llorar o no sé, quedarme mirando el cielo y abrazar un amigo (es algo extraño pero me da cierta paz).
Se me haría el tiempo eterno y tendría ganas de no irme, pero por reglas impuestas por mi madre no tendría otro remedio. Me iría a "dormir", pero dormir es algo inconcebible con una de estas depresiones que me dan sin sentido, me arroparía por completo para no sentir vergüenza y llorar hasta empapar de lagrimas a mi almohada, me quedaría cavilando en qué hacer con mi vida, pues cuando me dan estas depresiones veo que todo es vano y sin sentido alguno, terminaría durmiéndome por el cansancio y el dolor que me ha dejado mi vida, porque cuando sufro recuerdo todos mis traumas, defectos, errores, sufrimientos y un sin fin de cosas que me debilitan, enloquecen y me hacen sufrir más.
Durante mi acto de dormir a lo mejor veré escenas de mi vida, tristes y lamentables, o si no tendré una de esas pesadillas sin sentido alguno en las que hay finales trágicos y todo fue en vano.
Hay un nuevo amanecer, a lo mejor he olvidado todo, o sencillamente ya no le doy importancia, pero es más posible que me deprima por una nueva razón o estúpidamente por el hecho de haber llorado el día anterior y se creará un proceso retroalimentario del cual se me hará difícil escapar.
Otro nuevo amanecer, a lo mejor una nueva esperanza, a lo mejor superaré todo o simplemente seguiré así hasta quién sabe cuándo.
Pero siempre, siempre vuelve a visitarme y a latigarme mi amiga La Depresión.
La continuación de este es: “Un Nuevo Amanecer”.