Revista Diario

Des-propósito

Publicado el 10 diciembre 2012 por Molinos @molinos1282


DES-PROPÓSITO.Ayer, el Ingeniero y yo estábamos viendo Salvados, saltaron los anuncios y antes de que nos diéramos cuenta había una tía buena probándose trapitos y diciendo gilipolleces en le tele.
- Pero... ¿este anuncio de qué es?
- Moli, ¿qué más da? Hay una tía que está hiperbuena y con unas curvas increíbles y aquí estamos tan a gusto.
- Tan a gusto tú, a mi me parece una absurda intensa.
- Y eso ¿Qué más da? No la queremos para hablar con ella.
- Ah mira...anuncia ropa...desigual.
- ¿ Desiqué?
Hoy me he visto los tres anuncios para poder despellejarlos a gusto y con ganas. Nada como publicidad absurda y completamente idiota para sacar lo mejor de mí. Es posible que alguien me diga que al hablar de ellos han conseguido lo que querían, pero no, lo que quieren es que yo vaya a comprarme su ropa y eso no va a pasar, porque independientemente de lo horrible que son los anuncios y la imagen que dan, su ropa me horripila, me parece el ejemplo perfecto de cómo la originalidad mal entendida es capaz de alcanzar las más altas cumbres de feísmo estético…
No hay solo un anuncio. Hay tres, habrán pillado una oferta o algún creativo les habrá vendido la idea de que son tan molones que tres versiones eran mejor que una. Da igual, los tres son una completa gilipollez.
Los tres están protagonizados por tías buenas que por lo que parece comparten un cerebro por turnos. Son infinitamente memas, pero como dice el Ingeniero: no se trata de que sean majas, inteligentes y sepan leer. Creo que con que tengan pulso periférico y sepan volver a casa después de que se las tiren es suficiente.
Es decir, la empresa de ropa manda este mensaje:
Nuestras clientas están buenas. Nuestras clientas son gilipollas. Nuestras clientas son oligolérdicas. Nuestras clientas no saben hacer la o con un canuto pero nos da igual si tienen pasta para gastar en nuestros trapos…
Si ves el anuncio sin sonido (haced la prueba) lo que ves es a tres tías inseguras, con una crisis de imagen increíble y muy desordenadas. Son tres tías (buenas) quitándose y poniéndose ropa mientras se supone que se miran en un espejo y se contonean. Basándome en mi experiencia con crisis de imagen, no me cabe en la cabeza el momento contoneo y sé de buena tinta que la mejor manera de solucionar una crisis de imagen l es mirarse lo menos posible al espejo y volver a la idea primigenia, ponerte lo primero que pensaste. EL problema con esa marca de ropa es que es toda tan exactamente igual que es posible que después de tres cambios no recuerdes si te habías puesto el vestido absurdo con dibujitos de flores, la camiseta con la combinación de colores hecha por un daltónico o la falda naif que se supone que te da imagen de “qué mona soy” y que lo que realmente dice es “tienes el gusto en el culo”.
Lo del desorden me sorprende. Vale que la ropa de esa marca es espantosa y parecen trapos, pero las venden como si fueran armiño ¿Os parece bonito tirar esas camisetas de 70 euros al suelo con la cantidad de pelusas que debéis tener por el suelo porque obviamente no habéis barrido en vuestra vida?
Será marketing. Nuestras clientas están buenas, son gilipollas, inseguras y tan imbéciles que destrozan las camisetas sin usarlas y tienen que venir a comprar más exactamente iguales y por el mismo precio desorbitado.
Como este mensaje les debió parecer un poquito contraproducente a los de la marca de ropa, decidieron que las absurdas tías buenas mientras se contoneaban quitándose y poniéndose ropa espantosa pensaran en alto cosas “intensas”, cosas “con mensaje”, cosas “ de altura”. Contrataron a un creativo con gafas de pasta, pantalones pitillo con vuelta en los bajos, camisa con picos y chaqueta de punto ombliguera, lo que viene siendo un gurú.
El gurú creativo llego y dije: Pongamos primero una tía buena con las cosas claras. Que cuente que quiere “acostarse con su jefe porque es muy mono”.
Obviamente el hipster creativo no tiene amigas con las cosas claras (es posible que no tenga amigas de ninguna clase). Primero, ninguna tía en su sano juicio quiere acostarse con un tío “porque es mono” eso es tan de Candy Candy, tan de Melania que da vergüenza ajena. Si tienes las cosas claras, quieres que te empotre un empotrador. Segundo, acostarte con tu jefe es un asco de plan, a no ser que lo que quieras sea quedarte sin curro que dado que eres completamente gilipollas es posible que sea lo que quieras. Tercero, absurda de los cojones, mientras tú tienes un plan y te contoneas...hay otra que se está contoneando con tu jefe encima. Cuarto, hay que ser patética para centrar todos esfuerzos por follar en hacértelo con tu jefe….
El gurú y sus gafas de pasta llega entonces y dice: “Pongamos a otra con las cosas claras que quiera darle un giro a su vida y romper con todo”.
El hipster es un maestro del eufemismo. En este caso lo que tenemos es una intensa que vive en un zulo lleno de plantas y sin espacio para nada porque en su día le pareció buena idea acostarse con un “tío mono que además hace aeromodelismo”. Ahora debe tener toda la casa llena de maquetas y por eso ella tiene el perchero y el espejo encajado entre la puerta y la escalera. Supongo que las escaleras llevan a un segundo piso lleno de vitrinas polvorientas con aviones, por donde se pasean los gatos de ella y huele a incienso. A todo esto, el “mono” está demasiado entretenido con sus maquetas y la intensa de la coleta lo que tiene es lo que viene conociéndose como furor uterino y fantasea con irse a folletear a una playa. Lamentable, sube a darles catchou a los gatos anda…y recoge los trapos.
Finalmente, el hipster en otro rapto creativo dice: hay un mercado sin explotar, un público cautivo al que nunca se dirige la publicidad…pongamos a una lesbiana con las cosas claras que presenta a su novia y hagámoslo con misterio.
El gurú creativo sabe de crear misterio lo mismo que un Teletubbie. Tú ves el anuncio y según dice “cómo les digo que está persona es la correcta” ya sabes como acaba la peli. Que la novia lesbiana tenga pinta de futbolista y salga con una pelota de futbol es tan tan tan tan ridículo que ya da igual hasta que sea una cerda que come  cereales en la cama..“La vida es chula” es el slogan.
La vida, efectivamente, es chulísima y vosotros, gurús intensos,  sois completamente imbéciles.


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