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desayuno en soledad
Publicado el 01 febrero 2013 por MikeyfOdio estar solo en casa. Y a la vez, me flipa estar solo en casa. (Y sí, me percato de que el usar el verbo "flipar" queda un pelín teenager). Tengo la suerte de que mis padres viajan mucho y, si no están viajando, tienden a pasar el fin de semana fuera, a veces voy con ellos, y otras, como este fin de semana, me quedo en casa.
Odio estar solo porque pone en perspectiva la Soledad, así, en general (y sí, yo también odio usar mayúsculas para sustantivos comunes). En realidad, odio estar solo porque tengo tiempo para pensar en las cosas que tengo y en las que no tengo. Y me encanta estar solo en casa, porque puedo cocinar lo que me plazca, andar en bolas por casa si quiero, y no tengo porque hacer nada que no me apetezca hacer (ese placer que da no hacer la cama en todo el fin de semana) y si hacer aquello que realmente me encanta hacer sin tener que dar explicación alguna (el pasarte el día tirado en el sofá viendo películas noventeras y releyendo capítulos de novelas de tus escritores favoritos).
Y este fin de semana ha sido uno de esos. El viernes por la tarde me quedé solo, sin perros ni nada, y aproveché para leer (terminé de releer "Diabulus In Musica" de la Freire) e incluso vi el primer tiempo de la final de la Copa del Rey. Sí, yo viendo fútbol, ¿quién lo iba a decir? El viernes noche fue estupendo, como siempre lo son las primeras horas en soledad, pero el sábado por la mañana me desperté de peor humor, el no oír un ruido, ni siquiera a Lord lloriqueando en la puerta para salir a la calle o que le diera el desayuno me desanimó. Y ahí es donde vino el desayuno a salvarme. Porque sí, digan lo que digan, a mí el comer a gusto me anima, me energiza y me pone una sonrisa en la cara.
Y decidí que no iba a tomar un café con unas galletas sin más, por lo que saqué unos huevos, la leche y el pan del día anterior, et voilá, French toast.
Básicamente: bate dos huevos con media taza de leche y una cucharada de azucar avainillado (o una cucharada de azucar y algo de extracto de vainilla). Pon las rebanadas de pan en la mezcla durante dos minutos, more or less, por cada "cara", después fríelo a fuego bajo-medio en aceite vegetal (otros dos o tres mínutos por "cara"). Recomiendo poner papel de cocina en el plato, para que absorva el aceite sobrante. Así de fácil. Sírvelo con sírope de arce o caramelo.
Es uno de los desayunos más simples que conllevan cierto tiempo de cocina, no sólo sacar las galletas de la caja y servirlas con el café. Es fácil y rápido. Mientras esperas a que se haga el café, tienes las tostadas preparadas.