Descolonizando mentes al ritmo de los Beatles

Publicado el 03 enero 2012 por Perropuka

Viceministro de Descolonización

Hace algún tiempo hablábamos del poco peso de la literatura boliviana en el ámbito internacional, debido principalmente al estancamiento cultural y al insignificante apoyo estatal para divulgar las obras más allá de las fronteras. Las montañas y la lejanía del mar, han contribuido, quiérase o no, a esa estrechez de miras de la mentalidad nacional. Pasaron años, pasaron gobiernos, nuestros libros parecían condenados a languidecer en roñosas bibliotecas, que ya nadie visita. Al fin, este Gobierno pretende hacer algo con sentido común, me decía a mí mismo, que hace poco días aprobó un plan para distribuir gratuitamente en los colegios e institutos, obras literarias que de alguna manera explican la evolución histórica de la sociedad boliviana, para lo cual se reunió a medio centenar de especialistas (entre escritores, docentes, críticos, historiadores, etc.) quienes previo debate llegaron a un consenso para elegir las 15 obras más representativas o “fundamentales” de la narrativa nacional. Las elegidas son, sin orden de preferencia: 1.“Juan de la Rosa” (Nataniel Aguirre), 2.“Felipe Delgado” (Jaime Sáenz), 3.“Jonás y la ballena rosada” (Wolfango Montes), 4.“Los deshabitados” (Marcelo Quiroga Santa Cruz) 5.“Tirinea” (Jesús Urzagasti) 6.   “La Chaskañawi” (Carlos Medinaceli) 7.   “El otro gallo” (Jorge Suárez) 8.   “Aluvión de fuego”(Oscar Cerruto) 9.   “Matías, el apóstol suplente” (Julio de la Vega) 10.“Raza de bronce” (Alcides Arguedas) 11.“Íntimas” (Adela Zamudio) 12.“Relatos de la Villa Imperial de Potosí” (Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela) 13.“El Loco” (Arturo Borda) 14.“La Virgen de las siete calles” (Alfredo Flores) 15.“El run run de la calavera” (Ramón Rocha Monroy). Ojalá en mis tiempos de colegial, hubiese habido la misma oportunidad y guía para empaparse de literatura local, recuerdo haber leído tres títulos de la lista, porque eran de lectura obligatoria pero siempre a criterio de cada maestro. Aun así, más vale tarde que nunca, se dice. Si pretendemos promocionar los libros entre los jóvenes, qué mejor que empezar por casa, consiguiendo al mismo tiempo una revalorización de los autores nacionales. Empero, la administración de Evo Morales, está plagada de contradicciones y comportamientos erráticos. Aún con la llegada de Internet y demás tecnologías, hay gente que insiste machaconamente en retroceder en el tiempo, que vive en un estado de ignorancia y permanente resentimiento, entre ellos el viceministro de Descolonización, quien impugnó la publicación de estas quince novelas a iniciativa del Estado, afirmando que “éstas son las miradas coloniales de creer que hay obras insignias y no valorar la producción propia, como es la creación –por ejemplo–  de la poesía desde la mirada de la protección a la Pachamama o Madre Tierra”. Tildando además a algunas obras de “racistas” y que los autores son “puro machos”, a excepción de Adela Zamudio, que es alguien “insigne”. Las obras sospechosas de racismo son principalmente “Raza de Bronce” y “La Chaskañawi”, que la mayoría de los bolivianos conoce de sobra por su profunda significación social e influencia en la literatura nacional. “Raza de Bronce”, es considerado uno de los mayores exponentes de la corriente indigenista latinoamericana, y que ha hecho de su autor (Alcides Arguedas) quizás el escritor más importante de Bolivia. Al contrario de lo que afirma el citado viceministro, es un libro que denuncia la explotación y discriminación a las que eran sometidos los indígenas, antes de la Revolución del 52 que, sentó las bases para acabar con la servidumbre en las haciendas. Por otro lado, que se reclame la presencia de mujeres, a excepción de Adela Zamudio, en la lista; no se debe a un afán machista, sucede que como en toda Latinoamérica, la literatura ha sido casi siempre cosa de hombres, que afortunadamente está cambiando. Cómo son las cosas, que el paladín de la descolonización, luce cotidianamente chamarras o chaquetas de cuero, semejante a un motoquero y que luego de sus anticoloniales declaraciones fue pillado luciendo una camiseta de Los Beatles, el mismo, el que propugna la “producción propia de la poesía mirando hacia la Pachamama”. Otra muestra más de que el Proceso de Cambio, el de retornar a las raíces de la cultura ancestral, es puro discurso retórico, pura poesía soltada a los cuatro vientos. Porque en la vida real, los burócratas que se dicen indígenas no son ajenos a la globalización: como todos los tristes mortales, en casa consumen hamburguesas, beben coca cola y de seguro miran películas taquilleras de Hollywood. Ni modo, habrá que seguir hinchando el pecho de orgullo por estas autoridades, quienes cada cierto tiempo nos dan muestras de su sabiduría infinita, recordando perlas tales como: "El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres" (Evo Morales), o “las piedras tienen sexo, tienen edad y existen piedras abuelo y piedras niño” (canciller Choquehuanca) . Después de todo esto, uno tiene a momentos, la amarga sensación, de estar viviendo en la corte del rey Ubú, o en una tierra que el tiempo olvidó. Ni más ni menos.