En 2012 se crearon 239% más que en 2011; sospechas de uso electoralista en Buenos AiresPor Laura Serra Más notas para entender este temaTrabas, trámites engorrosos y límites para los beneficiarios "opositores"Las cooperativas de trabajo se transformaron en una de las herramientas electorales del kirchnerismo de mayor proliferación. Gracias a los fondos millonarios que reciben del Ministerio de Desarrollo Social, que encabeza Alicia Kirchner, el año pasado el número de cooperativas aumentó de manera explosiva, sobre todo en Buenos Aires. A un ritmo similar crecieron también las denuncias sobre falta de control, discrecionalidad, uso político de los trabajadores por parte de la agrupación Kolina (que lidera la ministra) y desvíos de fondos.Según un relevamiento que realizó LA NACION junto con el equipo de LA NACION DATA , sólo en 2012 se crearon 6024 cooperativas en el país, cuando en 2011 se habían constituido 1777, lo que representa un aumento del 239% en apenas 12 meses. La mayor parte de esta expansión se dio en Buenos Aires, el distrito electoral más grande del país y donde la ministra Kirchner prevé competir como candidata a diputada nacional en octubre próximo.En efecto, de las 6024 cooperativas que se crearon en 2012, más de la mitad (3827) se establecieron en el territorio bonaerense. La mayoría de ellas se radicaron en el conurbano bonaerense: sólo en José C. Paz, por tomar un caso, se crearon 367 cooperativas, bastantes más que en distritos populosos como Córdoba (63), Santa Fe (110), Mendoza (58) y Capital (125).Ahora bien, ¿qué motiva este boom cooperativista, sobre todo en Buenos Aires? La clave está en el plan Argentina Trabaja. Un plan asistencial que concentra el Ministerio de Desarrollo Social por unos 5000 millones de pesos anuales. El requisito básico y obligatorio para ser beneficiario del plan es integrarse a una cooperativa de trabajo: los municipios y las organizaciones sociales conforman grupos de aproximadamente 60 personas en estado de vulnerabilidad social, que adoptan la figura de cooperativistas con la finalidad de trabajar en obras de pequeña envergadura e interés comunitario (construcción y reparación de calles y veredas, refacción de plazas, entre otras actividades).Cada cooperativista tiene una carga horaria de 30 horas semanales y cobra, por medio de una tarjeta, $ 1200 mensuales más la posibilidad de otros $ 300 por productividad y otros 250 por presentismo. Esto representa el 70% de la partida total del plan; el 30% restante financia materiales, insumos y herramientas, dinero que va directamente a las arcas de los municipios y de las organizaciones sociales a cargo de las cooperativas.Gracias a este plan, lanzado en 2009, este tipo de asociaciones comenzaron a proliferar: hoy funcionan unas 26.000 en todo el país. Sin embargo, casi a la par comenzaron a multiplicarse, también, las denuncias de presuntas irregularidades."El concepto del plan, en rigor, es bueno, pues sirve para iniciar al trabajador en el mundo del trabajo; es bueno mientras sirva como empalme con el sector privado. Sin embargo, si se eterniza en el tiempo, corre el riesgo de ser utilizado políticamente, como sucede actualmente con la agrupación Kolina, cuyos partidarios tienen más facilidades para recibir el beneficio que otros", advirtió Daniel Arroyo, ex secretario de Políticas Sociales del kirchnerismo y actual presidente de Poder Ciudadano. "Las cooperativas sólo tienen un propósito: fortalecer la estructura partidaria de Alicia Kirchner en Buenos Aires -advirtió Daniel Menéndez, coordinador de Barrios de Pie-. Nosotros tuvimos que cortar calles para ser incluidos en el plan, porque si no lo concentraban las organizaciones kirchneristas, como Kolina. Se manejan con una lógica clientelar: en muchas cooperativas, si querés cobrar, tenés que ir a los actos de Cristina o de Alicia."La discrecionalidad arranca desde el principio, desde el momento de la inscripción de la cooperativa en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes): según denuncian las organizaciones sociales no kirchneristas, el trámite sólo es expeditivo para los oficialistas, como el Movimiento Evita, Miles (de Luis D'Elía) y el Frente Transversal."Nosotros hicimos todos los trámites y cumplimos con todos los requisitos. Tenemos representación en muchas provincias, pero únicamente nos inscribieron una sola cooperativa, en Lomas de Zamora. ¡Una sola! -acusó la diputada Ramona Pucheta, del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), que dirige Raúl Castells-. En cambio, las que llegan por el kirchnerismo no tienen ningún problema."Resulta fácil detectar las cooperativas de sesgo kirchnerista. "Néstor vive", "Unidos y Organizados", "Che Néstor", "La Néstor", "Nunca Menos" son algunos nombres que se repiten en el listado bonaerense del Inaes. Pero lo más llamativo es que algunas han sido bendecidas con contrataciones directas del Gobierno, mayormente para los rubros indumentaria textil y confecciones; mantenimiento, reparación y limpieza y "servicios básicos", según consta en los Boletines Oficiales del último año."Para nosotros la relación con los kirchneristas es difícil. El municipio nos exige mucho y nos da poco; cada vez recibimos menos herramientas e insumos. Es difícil trabajar así; en cambio, en las cooperativas K la mayoría no trabaja, va a los actos", relata Fernando Gaitán, coordinador de la única cooperativa del MIJDEste problema -el retaceo de insumos- se repite en varios lados. Esto se debe a los desmanejos en los fondos para ese fin que llegan a los municipios o a las organizaciones sociales a cargo de las cooperativas. Esto sucedería en Moreno, terruño del kirchnerista Mariano West, según denunciaron concejales opositores a LA NACION. También en Quilmes, tal como reveló el año pasado el programa Periodismo para todos, de Jorge Lanata. Allí, concejales de la oposición denunciaron el presunto desvío millonario de fondos del plan Argentina Trabaja. En los registros del municipio, que comanda el kirchnerista Francisco Gutiérrez, figuraban como proveedores de insumos personas que, en realidad, no lo eran."La denuncia no avanzó nada. La causa no tiene juez", cuestionó el concejal Diego Buffone, de Quilmes.Todos estos problemas tienen una razón: la falta de controles. Así lo admitieron Arroyo y Mario Elgue, el primer secretario del Inaes que tuvo el kirchnerismo, pero que renunció en 2004 tras presentar 17 denuncias por irregularidades detectadas en el organismo. "La distorsión nace desde el principio: una cooperativa surge de la iniciativa de un grupo de trabajadores, no desde el Estado. Éste puede fomentarlas, pero garantizando su autonomía; esto aquí no sucede -explicó Elgue a LA NACION-. En las cooperativas no hay sueldos; este plan, al abonar una suma fija mensual, vulnera un principio básico. El Gobierno distorsionó el sistema disfrazando con este plan asistencialista y clientelar una herramienta [la cooperativa] que, en sí misma, es muy noble."EN NÚMEROS * Alicia KirchnerMinistra de Desarrollo Social * $ 5000millonesEs el presupuesto anual para el programa de cooperativas Argentina Trabaja * 239%AumentoÉse fue el crecimiento de las cooperativas de 2011 a 2012.Del editor: qué significaLejos de universalizar la asistencia social, el Gobierno profundiza el modelo de "ayuda militante": la plata sólo fluye para quien profesa la fe kirchnerista. Recuerda que el fracaso o el éxito son el resultado de una acumulación de aparentemente insignificantes decisiones.