Descoses mis costuras.
Deshaces cada nudo entre tus dedos,
y abandonas otras búsquedas inversas
para componer el puzzle
que mis trozos desperdigados
te sugieren desde el suelo.
Creas...
Y recreas la mirada
en la línea desatada de mis curvas
con tendencia a derrapar en la cuneta.
Esparces huellas abandonadas
en los pasos que olvidé por el pasillo.
Luchas.
Y hablas...
con la voz atemperada de la lluvia,
que me riega por dentro al beber tu boca.
Me muerdes la voz que desata la tormenta.
Siembras mis versos...
Y mis entrañas.