Deshaces cada nudo entre tus dedos, y abandonas otras búsquedas inversas para componer el puzzle que mis trozos desperdigados te sugieren desde el suelo.
Creas...
Y recreas la mirada en la línea desatada de mis curvas con tendencia a derrapar en la cuneta. Esparces huellas abandonadas en los pasos que olvidé por el pasillo.
Luchas.
Y hablas... con la voz atemperada de la lluvia, que me riega por dentro al beber tu boca.
Y mis entrañas.