Ya ha llegado el frío. Cuando menos lo esperemos los niños pasarán a ser pequeños entes encerrados en iglús plastificados y condensados por la diferencia térmica. Se acabaron los paseos al sol en sillita con sombrilla incluída (en mi caso, el objeto más inútil que he comprado). Los columpios inundados pasarán a ser parte de un mobiliario urbano inhóspito. Y yo me pregunto, qué será de nosotras las madres de niños muy activos? No quiero ni pensarlo…
De momento parece que aguanta, pero no os confiéis; este verano extra nos va a pasar factura.
Yo de momento he comenzado a transformar a mi niña en cebolla. Con capas y capas que pongo y capas y capas que quito. La pobre ya está empezando a mosquearse…no sabe lo que le espera.
···patricia···