En muchas ocasiones se hace cierto aquello de que nos vamos a conocer lugares lejanos, sin ni siquiera conocer lo que uno tiene más cerca de su casa. Aún recuerdo aquella campaña de turismo del Principado que rezaba la frase de “Haz las maletas y quédate en casa”, invitando a los asturianos a conocer el Principado. Bueno, pues en esta ocasión hemos seguido el consejo y nos acercamos al occidente asturiano, a La Puela (Pola de Allande). Concretamente visitamos el conocido restaurante La Nueva Allandesa, situado en la calle principal de la localidad. Este negocio familiar es conocido por varios platos, entre los que destacan el Pote, el pastel de verduras y el repollo relleno. Nosotros estuvimos en el comedor de la planta baja, amplio y con una decoración, con un punto cincuentena que a mi me gustó. Estuvimos atendidos por Antonin, muy amable en todo momento. Para comer pedimos el menú degustación, que os paso a detallar.
De entrante un pastel de morcilla, tipo pate para untar, muy rico y original. El sabor me recordaba mucho al del compango de la fabada. De primero pote asturiano y fabada. El pote muy bien, sobre todo el compango, compuesto de morcilla, chorizo, un poco picante, el tocino, y lacón muy bueno, y no llevaba fabas. La fabada estaba buena, pero no tenía el sabor típico de la fabada, a compango. Era más suave y se notaba el sabor a la faba. De segundo el pudinn de verdura que a mi personalmente no me gusto, aunque tengo que admitir que no soy mucho de verduras, y el repollo relleno, que más que a repollo sabe a la carne guisada con la que está relleno. El primero viene con una salsa de tomate y el segundo con una salsa verde muy rica.
Por último nos sirvieron costilla con patatar y cachopo. La costilla rica, tierna y buena de sabor, y el cachopo muy rico, la carne muy buena, como toda la de la zona, y en vez de empanado, viene rebozado en huevo y con patatas.
De postre te sirven un plato variado, con tarta de la abuela con coco, flan, requesón, nata, nueces garrapiñadas y alguna cosa más que no recuerdo, todo ello regado con un chorro de miel de la zona. Todo muy bueno, para que os hagáis una idea la nata sabia a nata de verdad, ni siquiera a la que puedas comprar en tarro, era un sabor intenso y fuerte, no apto para todos los públicos. Para beber tomamos agua y vino tinto de la casa, muy suave y fresco, ambos servidos en jarra de cristal, cafés y chupitos, todo ello por 21 € por cabeza.
En resumen, comida casera rica, y hasta fartar, no es algo fuera de serie, pero está bueno. Desde aquí 3 lametones.
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