Entendí lo ligero que era y lo mucho que me pesabas.
Desde que te fuiste descubrí cuanta energía me consumías y que poco de ti era realmente mío.
Aprendí a ver la vida por lo que me regalaba y no por lo que me quitaba.
Desde que te fuiste mi existencia ha sido dolorosa pero tiene futuro.
Me abandonaste en una cama medio vacía y después comprendí que había sido yo el que te dejaba a ti.
Desde que te fuiste mi mundo se volteó y por primera vez en años fue la felicidad mi prioridad.
Te lloré con alegría y me aterraba tu regreso.
Aquella cirugía te arrancó para siempre de mi ser e innumerables quimioterapias se aseguraron de que jamás volvieras.
Sigo sin saber cómo será el mañana pero todos los días le pido a Dios que tú no estés incluido en él.
Así ha sido todo desde que te fuiste.