Revista Talentos

Desde su cama

Publicado el 12 agosto 2023 por Lamagiadelcaleuche

 Desde su cama, una noticia en la tele la shockeó.

Eran cerca de las 10 de la mañana de un día soleado pero frío, de esos que te dan ganas de abrir las cortinas para que entre el solcito, pero no las ventanas. Se había preparado su café con leche bien caliente como le gustaba y se disponía a beber sorbo a sorbo para no quemarse, cuando de repente lo que nadie hubiese querido escuchar ni ver: Una niña de 11 años había sido asesinada por motochorros para robarle el celular cuando iba camino a la escuela cerca de las 7 de la mañana en el barrio Villa Diamante de la localidad de Lanús.

De inmediato recordó  un párrafo de una nota que había leído un rato antes en internet de un tal Alejandro Bellotti, se llamaba "El periodismo es cosa seria. Un mate en las Bahamas" y decía: "¿Por qué el discurso de inseguridad se propaga como un virus ponzoñoso si es más factible enfermarse de ictiosis arlequín, una patología prácticamente imposible, que recibir un balazo en un hurto callejero?" y pensó, cómo lo imposible se había vuelto patológico a través del inimaginado COVID y cómo la inseguridad se propaga como un virus cada vez más letal, porque recibir un balazo en ocasión de hurto, ahora era moneda corriente. Una moneda tramposa lanzada por la parca, donde no tenés chance de ganar, ya que ambas caras son seca. 

Un virus que no se propaga por el aire, sin gracia ni vuelo literario, más cerca del llano y lejos de la absolución. Un virus cuyo paciente cero es la marginalidad, la desolación, pero no la que deja la guerra, sino la desidia. Esa que cala hasta los huesos y te deja esqueleto de hambre. Vacío de contenido, pero lleno de odio, de odio visceral y primitivo, donde tu vida vale menos que moneda de un peso y la vida del otro menos que un celular de baja gama usado con la pantalla rota. Rota como la sociedad que nos acontece, como esa esperanza que reclama justicia, agotada de una balanza que se inclina al mejor postor y sólo brilla si es de bronce. 

Once años separan el presente de aquella nota, la misma edad que tenía Morena.

Por Eleonora Valentini


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