Te rebanas los sesos pensando soluciones, estrategias. Viajas, te ejercitas, visitas, compras, te medicas. Tomas terapia, escuchas consejos, meditas. Bajás de peso, esculpes tu cuerpo. Conoces rostros nuevos, besas, tocas, coges. Mudanzas, templanzas. Nuevos ríos donde te quieres ahogar. Rojo, verde, negro, amarillo. Escribes palabras sin sentido. Te tiras a llorar.
Hasta que un día cualquiera, a una hora cualquiera, despiertas y no hay dolor, ya no hay carga en el pecho ni en la espalda, y de nuevo… eres libre…