Desertores del éxito

Hace décadas que la sociedad consumista se mueve alocadamente hacia la nada. La gente va con prisa a todas partes, estresada, sin tiempo para pensar qué es lo que está haciendo, ni hacia dónde quiere ir.
Muchos se afanan en conseguir metas que la sociedad impone como buenas. Estudios con buena salida profesional, ascender en el trabajo, tener pareja, hijos, una vivienda más grande, otro coche, las vacaciones en ese lugar exclusivo, ropa de marca, gimnasio, renovar la decoración. Más cada vez más y más deprisa ¿Cuántos se quieren bajar de esta montaña rusa sin frenos?
Cada vez con más frecuencia se encuentran testimonios de personas que han logrado importantes metas. Que se han esforzado de forma tremenda en sus estudios, en su trabajo. Personas que han conseguido llegar dónde no todos los que quieren pueden llegar; y en ese camino han dejado atrás ilusiones, amistades, hijos y familia.
Y al llegar ahí se sienten completamente estafados, al encontrar que la cima de la cumbre que otros les animaban a escalar desde la infancia es un solar frío y vacío. Un lugar en el que sólo puede sobrevivir el que ame el dinero y el poder por encima de todas las cosas.
Cuando hablo de éxito, me refiero al concepto que la masa tiene de él. Este tipo de éxito lleva implícito un reconocimiento de los demás. Pero todo es relativo y lo que para una masa puede ser calificado de éxito, para el protagonista puede ser el mayor de los fracasos. Todos conocemos a grandes profesionales, cuyo triunfo les ha costado su salud y su familia.
Es evidente que la sociedad consumista está sufriendo un cambio de valores. Palabras que hace tiempo resultaban extrañas, ahora las vemos como algo más natural: comercio justo, alimentos ecológicos, energías renovables, alimentos ecológicos, movimiento slow. En general son conceptos que promueven regresar al lugar del que salimos para subirnos a un tren, el del capitalismo exacerbado, que no lleva a ningún sitio.
Frases como “Cualquier persona de más de treinta años que veas en un autobús ha fracasado en la vida” - Duquesa de Westminster, causan hilaridad al que comprende que la forma de medir el éxito y el fracaso están cambiando
No sólo hay casos de ejecutivos que quemados por adicción al trabajo, o por el estrés le dan una patada a la empresa y se van al campo a llevar una vida más modesta. También he visto casos de excelentes profesionales que renuncian a ascensos que no les van a dar nada, más bien les van a quitar tiempo de sus vidas a cambio de un puñado de euros. Mientras la sociedad consumista te anima a consumir y a hacer lo que sea para conseguir el dinero suficiente para consumir más, hay gente que se planta y decide que hay cosas que realmente no necesita. Que lo que necesita de verdad no se puede comprar con dinero.
La masa les mira con estupor y les señala acusándoles de ser unos desertores del éxito cuando puede que estén observando a los pioneros de una nueva forma de entender la vida.
keagustitomekedao