La lluvia nos dio una tregua y pudimos disfrutar del desfile del entierro musical. Aunque había menos participantes que el día del anterior desfile, participaba la Charanga Cuatro Caños amenizando el recorrido.
Los payasos ponían una nota de color alegre y divertida.
Organizado por la Escuela de Música, es tradicional que cada año se queme un instrumento musical en la plaza. Este año, D.Trompeta lucía así por las calles.
La Compañía de Circo de Canarias M.S.B. acompañaba al cortejo haciendo las delicias de los más pequeños.
Todo ello bajo la mirada atenta de Jóse y Manolo.
Beltrán con su mamá y su abuela, no se quiso perder el desfile.
Mientras, otras agarradas de la mano de su mamá, vivían con ojos asombrados sus primeros carnavales.
Una vez llegada la comitiva a la plaza, D.Trompeta fue bajado de su carroza mientras el público le rodeaba con gran expectación. Su cara sonriente y llena de inocencia, parecía no darse por enterado del triste final que le esperaba...
El ambiente se iba caldeando con las actuaciones del Circo de Canarias
Alguien luchaba por hacer su última foto con el móvil, como la luz no era buena, misión imposible...menos mal que mi cámara estaba allí...
Ana con su pequeño no se pierde una...
Es de agradecer estas bonitas sonrisas familiares cuando me vieron acercarme con el objetivo.
A los pocos minutos empezó el ritual del fuego, y D.Trompeta ardía a la vista de todos mientras unos acordes fúnebres le acompañaban en su marcha.
D. Trompeta ardía acompañado del pueblo y las plañideras que de riguroso luto lloraban su marcha con desconsuelo.
Un espectáculo pirotécnico daba fin al acto.
Después, en la carpa, la Charanga Cuatro Caños, amenizaba con su música mientras se desgustaba un chocolate.
Las plañideras más calmadas, posaban para mi.
El señor obispo para la ocasión, posaba con su suegro y con Tomás después del acto.
Revoloteando alrededor de las cenizas me encontré a varios chavales ganadores del Concurso de Disfraces.
Allí pillé a varios amigos...
También estaba Paula y sus amigas.
Tina, quiso hacerse una foto con el Señor Obispo y su familia...
Por allí andaban estos elementos con unos disfraces muy originales, habituales colaboradores de todos los eventos y muy divertidos.
Por fin pude descubrir quien era el payasete que me hacía fotos...
También yo quise posar con mis amigos.