Revista Diario
Deslunados
Publicado el 05 noviembre 2012 por Evamric2012No creo que haya ni hayamos aprendido nada de los golpes, de las caídas y las recaídas, tal vez porque me han permitido admirar la magia del instante que estoy peleando hoy, y ahora mismo, justo en este preciso momento en el que escribo.Me aferro a la remota posibilidad que me ofrecen esas manos que me ayudan a caminar sin la muleta, a ese verso que me hace suspirar como a una niña con colitas, a ese beso que regenera la piel y la alisa sin necesidad de botox, a mis arrugas que no quisiera disimular porque esconden muchas lágrimas y tantas otras risas y porque por el simple hecho de ser mías, me gustan. Sí, me gustan esas patitas de gallo que acarician el final de mis ojos cuando río, los hoyuelos de los mofletes, y hasta esa arruga tan profunda que se marca en el entrecejo cuando no estoy nada contenta o ando asombrada. Este viaje no se parece a ningún otro. Sólo leo tristezas, comparto lágrimas, oigo desalientos y huelo impotencias. Y aun así hay cosas que nunca cambian, las vecinas de siempre ésas que apenas me ven me siguen lanzando sus dardos envenenados, el cartero que ya no me trae aquellas cartas que esperaba con la ansiedad en las manos. La ropa que sigue tendida al sol de un Levante que se resiste a que lo recorten. Los sueños de noches de verano y otoño que se dan la mano, las copas que se alzan brindando por nuevas quimeras mientras nos miramos a los ojos.Y un nuevo suspiro, un ¡Ay! que se difumina con el viento y borra las sombras de todo un ayer. Y un beso de lunes desde aquí...