Antes que nada, disculpen.
Cada vez me cuesta más escribir y comentarles.
Gracias por seguir estando los que sois, y os gusta leerme sin condición alguna.
He vuelto a mearme encima.
Por favor les pido.
Sólo puedo pensar en las piedras, en los poros que aún respiran, en los años de historia que llevo acumulados paseando por las callejuelas de mi cerebro.
No sé cómo comenzó toda esta espiral.
Mearse encima, cerrar los ojos manteniéndolos abiertos, humedecerse para no secarse nunca. No dejar que el cuerpo se seque a pesar de todo.
Llueve y él ha abierto las ventanas. Un aura fresca y fría invade el cuarto. Pienso en la ansiedad de los días en los que aún vivía sin tener esta sensación de estar muerta.