Revista Diario

Desmemoria 3

Publicado el 02 septiembre 2016 por Evamric2012

Desmemoria 3

Alacant, E.M.

Fue el viento quien me despertó. Estoy en una playa, tirada en la arena. Las olas de agua caliente vienen regularmente a mojar mis pies desnudos.

Noto que el sol me quema la mejilla izquierda, siento un aire fresco llenar mis pulmones a cada respiración. Tengo en la boca un regusto a sal, estoy viva. Luego, tapando el sol, vislumbro que un hombre se acerca y se inclina hacia mí. Hirsuto, con una barba del milenio, vestido con la piel de varias cabras y un sombrerito confeccionado con algunas hojas de palma se planta ante mí. Me habla de manera precipitada, como si yo fuera el primer ser humano que ha visto desde hace lustros. Me cuenta que me estaba esperando, que me ha salvado la vida y que ahora soy su sirvienta y su compañera, que seremos muy felices juntos, que en esta isla existe todo lo que podríamos necesitar, y que no me faltará de nada. Me repite que seremos felices, me habla de su castillo, y no para de llamarme Viernes, porque me dice, que fue un viernes cuando me salvó la vida y con ello le puso también fin a su soledad. Yo ya no logro escuchar sus frases someras y entrecortadas. Sentada en la arena, miro las aguas color tinta cuyos misterios conozco bien, y mientras mi nuevo guía insiste en ponerme en pie, vuelvo a pensar en vano en quienes dejé allí, en el fondo del Océano. En el cómo he llegado hasta aquí, bajo el calor seco de esta playa ignota y desconocida, mientras siento cómo se derraman por mis mejillas todo mi cansancio, y mis lágrimas me saben aún a mar.


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