Hoy no es un día más para mi familia. Nuestra rutina se ha visto rota por una despedida, que sabíamos tenía que llegar, aunque nos resistíamos a ello. Andrés, padre de mi compañera Carmen y abuelo de mi hija Itxaso y mi hijo Ander, ha fallecido, después de una larga enfermedad. La muerte no por esperada es menos dolorosa. Es cierto que el paso del tiempo nos ayudará a superar la pena que ahora nos embarga, pero es cierto también que la tristeza es un sentimiento que a medida que avanzan los años nos visita cada vez con más frecuencia, tal vez porque son más las añoranzas que guardamos. Andrés, bihotz-bihotzez, AGUR ETA OHORE