No recuerdo los detalles después de la operación antes de abrir los ojos. La Ginecóloga Oncóloga que me operó, jamás me confirmo que era o seria cáncer. Solo habíamos llegado al acuerdo de que retiraría el tumor y además procedería a realizar una histerectomía radical –mi útero era un aplicado formador de miomas— y no quería más operaciones en esa zona…JA!.
Desperté a las seis de la tarde del viernes 27 de julio del 2018. Abrí los ojos. Él se acercó y se sentó del lado derecho de mí cama. Tenía una mirada que abrazaba, pero un rostro en neutro. Pregunte que había pasado, si todo había salido bien, entonces…
- Él; me miró y me dijo: la doctora retiró el tumor. Mando una muestra a patología y salió positivo para cáncer. Te han retirado todo y además unos ganglios, ha quedado limpio amor.Tienes que recuperarte para poder llevar el tratamiento de quimioterapia.
- Yo; lo miraba, sus labios se movían, pero no escuchaba lo que decía, aunque lo entendía todo; las lágrimas que salían de mis ojos a borbotones lo certificaban –me sacaron de mi presente– Entonces entre sollozos mis labios se movieron solo para decir ¿Por qué a mí?
Él me miró con ternura, con sabiduría y dijo: no te preguntes ¿por qué a mí?, pregúntate ¿para qué a mí? No derramó una lagrima, fue fuerte por ambos; pero su tristeza se sentía en todo el cuarto. Éramos dos almas tristes intentando hacer las preguntas adecuadas al universo. El cuerpo dolía, el alma dolía, el miedo lo invadía todo–los Dementores sí existen— La ansiedad se disparó. Nuestro mundo se detuvo, el tiempo se estancó.
Pero, si yo era inmortal hasta hace unos días –como muchos de nosotros creemos que somos— ¿Cómo es que tengo una enfermedad que mata aproximadamente a 150,000 mujeres cada año en el mundo?... que me brinda una expectativa de vida de cinco años... el alta me la darán en 10 años, ¿Cómo? ¿Cómo?... obvio… porque soy mortal como cualquiera.