Revista Diario

Despierta

Publicado el 23 noviembre 2014 por Dukespeaks

Suena un teléfono móvil en el pasillo de El Jilton, supongo que es el amigovio de La Güerita Grandota, que ha salido de la guardia y viene a desayunar, como desayuna, carne fresca. Pero el timbre no me despierta, al contrario, el repiqueteo insolente se mete a mi sueño, lo taladra: el doc Nava se levanta del sillón y toma la llamada; es una antigua amiga, me informa, ¡yo la conozco!, le pido me la pase. Ella no entiende mi entusiasmo, no me reconoce, no sólo por la voz, sino mi nombre, no le dice nada. Entonces caigo en la cuenta: estoy hablando con la hermana de mi amiga C., que es doctor como Nava; me ha sorprendido vivamente que ellos se conozcan, pero no debería: Puebla y Veracruz son estados vecinos y, en particular, Teziutlán y Poza Rica están económicamente unidos. Así pues, he tenido un despiste y me despido sin mayores explicaciones. Luego, despierto. No son horas: 8 AM en domingo. Hace frío, lo sé porque acabo de hacer la colada. ¿Qué estará haciendo Clau? ¿Duerme? ¿Sola?. Lo cierto es que no estará pensando en mí. Soy El Hombre Que No Deja Huella. Puag.
No sé qué le pongan ustedes al café, pero aquí están clorando demasiado el agua: destapas el garrafón y huele a cloro, mucho.



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