Al final del hilo ha aparecido mi metatarsiano. Casi he perdido el conocimiento. El sanitario ha continuado tirando con las dos manos y he visto asomar, uno tras otro, todos los huesos de mi esqueleto, como esas prendas de ropa colgadas de los tendederos. A continuación, mis vísceras anudadas a la hebra y ahora la piel… Grito espantado ante un rápido desenlace.
Moriré destejido como aquellos viejos jerséis de lana que mi madre enrollaba en el respaldo de una silla.
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