Tengo un cuerpo sobre el mío, mientras mi mente vaga por los interminables recovecos del pasado desde que leí el maldito aviso en el diario. Sí. Te escribiré una carta, te la enviaré en pensamiento y te preguntaré por qué, si me amas tanto, dejaste que muriera mi vida. Por qué no me escuchaste cuando mi hijo era asesinado en mi vientre… por qué dejaste que yo amase a un desgraciado. Por qué me pusiste en el mundo. Te diré que no espero ya nada de ti, que sólo espero a que… Esta es la peor parte de todas, debo hacer tiempo hasta que termine de jadear como un ahogado en la orilla. No me puedo concentrar. «Bien, gracias, hasta nunca. Bien, bien, a mí también me gustó, adiós…».
Hoy iré frente al mar y respiraré aire fresco, miraré al cielo buscándote, exhalaré con fuerza y te enviaré mi carta. O tal vez te la lleve yo misma, O quizás encuentre a Alfonsina y le pida que lo haga por mí.
B. Miosi