Detenida
en un desnudo que no se queda quieto,
con viejas ganas amontonadas en la cien
gatilla el morbo de sentirte viva,
de llorarte muerta
madrugada rastrera
con bocinas de trenes lejanos
bocinas que cortan el frío estrellándose en tu alma
y el ser despliega su estridencia
y es mamarracho y es despedida
detenida
sublime en el instante
desnuda, silenciosamente desnuda
tu ayer se desgarra en mí
y mi hoy, hoy que es solo un hoy de mis últimas noches
se libera
destierra una vieja mentira y una nueva y miles de mentiras
una detrás de la otra
detenida
y a pesar de todo
tu inmovilidad de firmamento
de un blanco de Carrara
cierra lentamente los ojos
y mi pecho se queja
te siente correr por la noche
y a través suyo
aunque detenida
ve como gritas desesperada e inmóvil
sin poder más que el grito del tero
detenida, sin más a donde ir.
Rubén Callejas