SinopsisMadrid, 1941. Un hombre acusado de cuatro asesinatos se alista en la Legión y luego en la División Azul. Coincidente con la orden policial de captura, un implacable asesino lo persigue para matarlo. Su rastro desaparece en los helados frentes de Rusia.Lena, Asturias, 1928. Un niño se escapa de casa para buscar, en una cueva de las cumbres de la cordillera cantábrica, un fabuloso tesoro rastreado durante siglos y que nunca existió. A finales de 1937, ya adulto y terminada la guerra civil en Asturias, es echado del hogar. Nunca regresará, ni para reclamar su parte de la herencia. Jamás volverá a saberse de él.Dos vidas diferentes, dos destinos perdidos en el misterio que el detective Corazón Rodríguez, en el año 2005, debe encontrar, indagando de nuevo en tiempos desvanecidos.
AutorDe familia asturiana, Joaquín M. Barrero nace en Madrid ya iniciada la Guerra Civil. Analista químico, fue emigrante en Venezuela antes de sentirse captado por el mundo del comercio internacional, lo que le llevó a viajar por gran parte de Europa, América del Norte, África, Oriente Medio y toda Iberoamérica, impregnándose del horizonte cultural que ve en esos periplos. Desde temprana edad ha cultivado todo tipo de lecturas con incidencia en la literatura de viajes, el thriller, la Historia, en especial el estudio de la de España.Ha publicado El tiempo escondido, La niebla herida y Una mañana de marzo. Detrás de la lluvia es su última novela.
ArgumentoEn 1.928, José Manuel y Jesús, primos hermanos, van a una cueva en busca de un tesoro. Se pierden y, cuando son encontrados, José Manuel es enviado por su padre a un seminario.En 1.941, Carlos se presenta en casa de su tía, una hermana de su madre, que hace muchísimos años que no sabe de él. Acusado de asesinato, huye y se alista en la Legión.En 2.005, Corazón Rodríguez sufre un intento de asesinato.¿Qué relación pueden tener estas historias, separadas por tantos años entre sí?
Corazón Rodríguez, el investigador privado protagonista de las novelas de Joaquín M. Barrero, tendrá que volver a desenredar los hilos de una madeja para poder atar todos los cabos.
- De repente, el tipo se volvió con una pistola en la mano y disparó. La bala me entró en el pecho. Caí hacia atrás sobre los cascotes del angosto pasadizo, golpeando de lleno el suelo con la espalda. Quedé conmocionado pero sabía que el daño real era el del proyectil. Permanecí inmóvil en la agonizante luz tratando de evitar un segundo disparo, que no se produjo. Oí pasos cortos alejarse a la carrera. Con dificultad saqué un pañuelo y taponé la herida. Luego cogí el móvil e hice la llamada.
- La gaceta era una simple hoja que alguien había manuscrito en castellano dudoso y con nutridas faltas de ortografía no se sabe cuándo. En ella se decía que en la cueva había un tesoro, pero no su lugar exacto ni en qué consistía. En otro papel, unos trazos confusos querían representar el dibujo de algo no comprobado. Esa era la misión que se había impuesto: descifrar o establecer si el asunto se enraizaba en lo real o en lo imaginario. Porque si el tesoro era tan importante, ¿cómo es que todavía nadie lo había encontrado?.
- Oyó el fuerte respirar de su amigo y admiró su lealtad para con él. Tenía razón en lo de las tundas que les esperaban. A pesar de ello, sabiéndolo, le había secundado, como en todas sus ocurrencias. Siempre tan unido a él como su sombra. Su misteriosa ausencia habría sembrado la alarma en las familias porque eran muchas horas sin aparecer y no tendrían idea de dónde podrían estar. Seguramente habrían llamado a la Guardia Civil y les estarían buscando por todos los sitios. Pero nunca se les ocurriría pensar que fueron a descubrir el escondrijo del tesoro. El tesoro. Un asunto del que llevaba oyendo desde que tuvo uso de razón.
Opinión personalDesde que leí El tiempo escondido, en una edición especial que sacó la editorial en tamaño un poco mayor que el de bolsillo pero en tapa dura, me enamoré de la forma de escribir de este autor y de sus historias, que siempre se desarrollan en tiempos diferentes y que tienen una mezcla de novela histórica y de thriller, siendo la intriga siempre la que predomina en los argumentos.Ahora os voy a contar una historia: esta novela la empecé a leer el día que eliott y yo nos conocimos. Me leí 100 páginas y solamente recordaba que unos niños se habían perdido en una cueva buscando un tesoro. Como comprenderéis, tenía mi cabeza en otra parte: en pensar si lo nuestro era real o era una fantasía. Casi nueve meses después he vuelto con ella y aquí estoy para presentárosla a los que no la hayáis leído.
Ya habréis adivinado que los libros de Joaquín M. Barrero los compro por el nombre de su autor. No necesito saber más. Pero he de reconocer que sus portadas, todas, son preciosas, imágenes que nos transportan a la España de los cuarenta. Y sus títulos siempre son muy sugerentes.
Lo he calificado de thriller, pero esta novela, como ya he mencionado, es algo más, porque el autor utiliza la intriga para novelar una época, mezclando hechos auténticos con otros ficticios (por ejemplo, el asesinato de las enfermeras de Valdediós o la marcha de la División Azul sucedieron realmente).
Ambientada en Asturias y Madrid, fundamentalmente, aunque hay muchas escenas que se desarrollan en Melilla, León, Murcia y algunas ciudades de Europa, la novela está estructurada en 65 capítulos y 1 epílogo, dividido a su vez en cuatro, y cada capítulo tiene una cita introductoria, la mayoría de pensadores greco-latinos. Se desarrolla en la actualidad (2.005) y en un período que abarca los años antes de la II República, la República, la Guerra Civil y la posguerra (un marco histórico, como veis, muy amplio, preguerra, guerra y posguerra, un período convulso de nuestra historia, que al autor le gusta especialmente, porque sus novelas suelen desarrollarse en esa época).Escrita en tercera persona con un narrador omnisciente (excepto los capítulos dedicados a Corazón Rodríguez, que lo están en primera, con un narrador/protagonista), siguiendo un orden cronológico lineal, el estilo está muy cuidado y su prosa muy elaborada, en un relato donde predomina la narración sobre el diálogo.
La trama, muy compleja, formada por multitud de historias que pueden parecernos que no tienen ningún nexo de unión aparente, está muy bien engarzada, y el autor consigue ir enlazándolas poco a poco hasta que forman un conjunto muy sólido y sin ninguna fisura.El ritmo es trepidante en su mayor parte, por las diversas intrigas que se mantienen durante toda la novela (el intento de asesinato de Corazón Rodríguez, las vidas de José Manuel y Carlos, y algunas subtramas más que van apareciendo a lo largo de sus páginas), y por el incesante cambio de época, escenarios y personajes. Pero en algunos momentos se ralentiza un poco (para mí incluso ha llegado a ser pesado), porque Barrero ha introducido demasiada información histórica, que en algunos momentos puede llegar a hacer la novela un poco farragosa, sobre todo los pasajes relativos a la División Azul (que, por otra parte, son uno de los grandes aciertos de la obra, porque no es un tema usual en la literatura).
Esto, junto a una trama excesivamente complicada, puede hacernos perder el hilo en algunos momentos, sobre todo si, como es mi caso, os dedicáis a intentar adivinar que es lo que está pasando y quién es quién.
Además, el investigador va resolviendo "casos" poco a poco, pero por cada uno se le abren dos "frentes" nuevos, que es lo que nos mantiene en una tensión constante.
Hay que resaltar la ingente labor documental del autor y la gran cantidad de datos manejados, para situarnos en un contexto histórico que nos sigue sorprendiendo, aunque sea uno de los más conocidos de la Historia de España.
También me ha llamado la atención la utilización del bable (pero no palabras aisladas, frases completas), con bastante frecuencia.Los personajes muy bien caracterizados, retratados psicológicamente de una manera magistral, aunque he echado en falta más protagonismo de Corazón Rodríguez y sus relaciones personales y laborales. No me gustan los niños como personajes principales en las obras, pero me he encariñado con José Manuel y he sufrido con él el trato recibido primero de su padre y después de su hermano. De todos el que más me ha gustado ha sido el de Carlos, por la injusta persecución que sufre por Perales (el malo malísimo de Detrás de la lluvia).
Los personajes femeninos son buenos, pero son todos secundarios; de entre ellos destaco a Cristina y su sometimiento a las órdenes paternas; y su contrapunto, Loli, una mujer que vivía a mediados de los años treinta como cualquier mujer de hoy en día.Las escenas y ambientes maravillosamente logrados, con unas descripciones minuciosas y pormenorizadas, que me han hecho sentir como era la vida en un seminario, como actuaba la policía del régimen, la marcha a través de Europa de la División Azul, la vida en las minas, la Legión, la actuación de los "nacionales" en Asturias y, sobre todo, el Madrid de los años 40.
Como curiosidad he de contaros que he descubierto que en Madrid siguen quedando calles con nombres de personas afectas al régimen, como la de los hermanos García Noblejas o la de Fernández Ladreda.
El desenlace, lleno de giros inesperados como toda la novela, es sorprendente, porque aunque en algún momento podamos haberlo sospechado, termina resultando sorpresivo. Y para que no nos quede ninguna duda, el autor, en el epílogo, remata completamente todas y cada una de las historias (no era necesario, pero Barrero ha querido ultimar todas las intrigas para que no nos quede ninguna duda respecto a ellas).
Y, para finalizar, un párrafo que ahora, a todos nosotros, devoradores de libros, nos llevaría a la tumba literalmente:
- Toda la industria editorial estaba controlada por el Estado a través del Instituto Nacional del Libro, estricto censor tras la guerra. Aparte de libros de autores tradicionales, los de actualidad eran casi todos de la Editora Nacional, dirigida por Falange, y versaban inevitablemente sobre la Victoria, la degeneración de la República y la esperanza de un futuro de la mano de Dios.
Y un último que hoy en día tiene casi el mismo sentido y el mismo valor que en 1.934, año en el que aparece en la novela:
- Mira, José Manuel, en el seminario habláis de cosas trascendentales, pero en el mundo real la gente muere de hambre y no entiende que los ricos, los de siempre, tengan acceso a una buena alimentación, a una buena sanidad y a una buena educación.
Valoración: 8,5
Leído el 4 de Febrero de 2.013
Montse Martín
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