Tengo muchas ganas de ir al cine y ver una película de época, de esas en blanco y negro, de diálogos largos, de miradas profundas. Quiero poder estar ahí sin importar el tiempo, sin las preocupaciones de las evaluaciones. Quiero ir sola no quiero compartir ese momento. Quiero un cine frío con muchas butacas vacías. No quiero compañía, quiero distancias con notas de soledad.
En mi búsqueda de compartir conmigo misma, leyendo a Maga con su narrativa tan propia que invita a viajar. Me encuentro escuchando el soundtrank de Amelie, película que siempre he querido ver, pero aun no lo hago y no se porque, quizás el culpable es Yann Tiersen que me deja pegada a sus acordes, haciéndome crear mi propio filme. Quizás este era el momento de verla, y nuevamente no lo hice.
Sigo detenida, nada avanza mucho o como debería. Una llamada me interrumpe en mi búsqueda, me distrae, me hace olvidar. Sin embargo, llego a un teaser de Elías León Siminiani de una película-diario. Con pistas para imaginar… que sigan imaginando, que vuelen un poquito, que salgan de las cosas comunes y que se agarren de sus más profundas vivencias. Compartiendo los miedos, las dudas, los arrebatos, los bajones, los temas de música, las letras, las imágenes que encuentro. Porque al final es una búsqueda torpe y espantosa. Porque ante todo la vida es un juego, aunque los días estén grises, también pueden ser divertidos.
La vida parte de un arrebato, va en uno moldearlo y dale sentido. A vivir los momentos mágicos y buscarse a uno mismo.