Hace días que los pájaros comenzaron a perder el respeto a las personas. Entran en las terrazas. Se posan en las macetas y escarban el mantillo. Acuden sin miedo, con cantos y estruendos.La ceniza que se escapó del cigarro cae desde la terraza. Baja, lo hace lentamente, da unas vueltas sobre sí y se posa sobre una hoja de naranjo. Incluso desde arriba podía verla.No es lo mismo usar el lenguaje de la guerra que estar en guerra. Muere el periodismo, ahora hay propaganda. Desaparecen los periodistas y en su lugar surgen los que difunden alboroto, odio, ira, mensajes pagados con subvenciones. Las redes sociales son el espejo de esa propaganda.El silencio es lenguaje sin guerras.
Hace días que los pájaros comenzaron a perder el respeto a las personas. Entran en las terrazas. Se posan en las macetas y escarban el mantillo. Acuden sin miedo, con cantos y estruendos.La ceniza que se escapó del cigarro cae desde la terraza. Baja, lo hace lentamente, da unas vueltas sobre sí y se posa sobre una hoja de naranjo. Incluso desde arriba podía verla.No es lo mismo usar el lenguaje de la guerra que estar en guerra. Muere el periodismo, ahora hay propaganda. Desaparecen los periodistas y en su lugar surgen los que difunden alboroto, odio, ira, mensajes pagados con subvenciones. Las redes sociales son el espejo de esa propaganda.El silencio es lenguaje sin guerras.