Dia 30: El hippie en la fabrica de jabon

Publicado el 19 agosto 2012 por 160

Cada vez que tengo que ir a alguna dirección que no conozco, suelo tomar taxi. Me es más seguro y me garantiza de alguna manera la puntualidad. La otra opción que tengo es usar el transporte público hasta las avenidas principales, bajarme en el punto más cercano a mi destino y una vez allí, tomar un taxi que me deje exactamente donde quiero llegar.El problema salta a la vista, me he dado cuenta que mis gastos en transporte durante el mes son excesivos, incluso superando a los que le asigno a mi alimentación, así que era obvio que debía hacer algo al respecto…
Hoy sábado, había quedado en verme con mi amigo Nils en el archi conocido Centro Cultural España. Quienes viven en Lima, saben que es excesivamente fácil llegar allí pues cualquier medio de transporte que pase por la Av. Arequipa, te deja a media cuadra del local, así que cuando Nils me dijo que nos encontraríamos allí, pensé, “Excelente, es fácil de llegar, así que iré en autobus”. Sin embargo, por andar concentrado en responder los mensajes que me enviaban por whatsapp, no me di cuenta y el autobús que debía dejarme a unas cuadras de la Av. Arequipa, me llevó a la Av. Brasil, casi 5 cuadras más abajo.

Caminando y se hace de noche...

Cuando me percaté de esto, bajé de inmediato y traté de caminar en sentido contrario para de alguna manera ir por la ruta segura, pero luego pensé “nahhh, mejor me meto entre estas calles y busco una salida más rápida, seguro la hay”. ¡GRAVE ERROR!, me pasé más de 30 minutos buscando el lugar, y es que me metí por ese tipo de calles donde las cuadras no son tan cuadradas y algunas de ellas parecen nunca acabar. Traté de usar el Google Maps para saber a qué altura del lugar me encontraba, pero una vez más estuve a punto de tirar el blackberry contra el piso pues se me había colgado. Sabía que no estaba perdido, era imposible perderse, pero lo que si estaba perdiendo era mi tiempo.
Mientras caminaba buscando la salida, vino a mi memoria una de esas tantas escenas de mi niñez que guardo con especial cariño.Tenía 10 años cuando mi padre me pidió salir con él para conocer Lima. Quería enseñarme una por una, todas las avenidas principales de la Ciudad, pues ya se había percatado de mi terrible problema de orientación (hasta entonces, solo del primer tipo de orientación jejeje). 

En aquel entonces, el centro cívico...

"Esta es la Av. Arequipa, de aquí de frente llegas al Ovalo de Miraflores" - "Esta es la Av. Brasil, por si algún día quieres ir al Hospital de la Policía, debes tomar tu carro desde aquí" - "Aquí está la Av. Wilson, justo al ladito puedes ver al centro Cívico que es, hasta el momento, el edificio más grande del Perú, ya cuando tu crezcas seguro habrán otros más grandes aún, pero por ahora, es lo que tenemos y te puede servir para orientarte" - "Esta es la Av. Benavides, es también una avenida importante, si sigues de frente llegarás muy cerca del mar" - "Aquí está la Av. Abancay, es un poco sucia y algo peligrosa, así que cuando camines por aquí debes estar muy atento, nada de andar con la cabeza hacia abajo, siempre mirando de frente. Y si notas que alguien te mira mucho o se acercan demasiado a ti, tú debes pegarte a cualquier señora y reírte mucho con ella, así pensarán que no andas solo. Créeme, hijo, eso te puede salvar la vida” - "Las cuadras de las calles las puedes reconocer por los números de las casas, si la casa tiene el numero 1236, eso quiere decir que se trata de la cuadra 12"  "Ah… y lo más importante, Mijaíl, si sientes que estás perdido o no sabes cómo llegar a algún sitio, siempre pregunta a alguien. No te cuesta nada y es mejor que preguntes a que te quedes perdido… Ya viste lo que te pasó por no preguntar”
¿Qué fue lo que me pasó?
Había comenzado a estudiar inglés en un Instituto de Idiomas muy conocido en Lima, pero que quedaba algo lejos de mi casa. Hasta la edad de 10 años, mi padre era quien me acompañaba a todas partes, así que prácticamente no le prestaba atención a nada ni mucho menos me esforzaba por ubicarme en las calles, ese trabajo se lo dejaba a él. Mi padre me llevó a conocer el instituto y me indicó algunas pautas sobre cómo llegar fácilmente. Le presté mucha atención, pero al día siguiente comprobé que verdaderamente no había comprendido nada. Sabía que el instituto estaba en la cuadra número tal de la avenida tal, pero ni siquiera tenía idea de cómo reconocer la numeración de las cuadras. Así de grave estaba. 
Mi primer día de clases fue terrible pues, nunca pude llegar, el autobús me dejó muy lejos del instituto y al darme cuenta, ya era demasiado tarde, caminé por muchos lugares, me metí a calle tras calle tratando de ubicar algo que me hiciera recordar dónde estaba el instituto, pero fue imposible hallarlo. Veíaa la gente pasar, pero por lo tímido que era, ni se me ocurría hablarle a nadie para pedirle ayuda. Por suerte, en el camino encontré al mismo autobús que había tomado para llegar allí, me subí de inmediato, pero no se me ocurrió preguntarle nada al cobrador y pronto descubrí que había tomado la ruta con dirección contraria. Me alejé muchísimo más y aparecí en quién sabe donde en el cono norte de Lima, andaba más perdido que un hippie en una fábrica de jabón (con el perdón de mis amigos hippies que trabajan en fábricas de jabón y no se pierden).

Llegué al parque

Era ya de noche y me sentía muy asustado. Nunca había estado en una situación similar. No sabía en verdad qué hacer. Caminé por largo rato hasta que finalmente me encontraron… No mis padres, sino un grupo de delincuentes que no sólo me quitaron mi mochila con mis libros de inglés sino que además se llevaron mi casaca, mi chompa, mi polo y hasta mis zapatillas. Me dejaron solo en bibidi, pantalón y medias en una noche de invierno en la cual aparte de hacer muchísimo frío, la lluvia también se hacía presente. No tenía dinero ni para llamar a mis padres y tenía tanto miedo que por más que la gente me veía, no pedía ayuda ni se acercaban a ofrecerla. Estaba extremadamente asustadopues nunca antes me habían robado, mucho menos se habían llevado mi ropa. Afortunadamente, una señora se acercó a mí muy preocupada, y me preguntó lo que me pasaba, recuerdo que apenas me dijo eso, no aguanté más y me eché a llorar desesperadamente con a ella, le conté lo que me había pasado y le di mi número de teléfono. Llamó a mis padres y veinte minutos después aparecieron. Realmente parecía que habían estado buscándome toda una vida. Mi padre se alegró mucho de verme y me pidió perdón con un fuerte abrazo, mientras a un lado, mi madre era una Magdalena agradeciéndole al cielo que haya aparecido sano. Ese día, mi padre decidió que me enseñaría a no perderme nunca más, y tres días después, comenzó con sus lecciones…

Exposición en el Centro Cultural... Muy chevere :)

Pero bueno, ese recuerdo surgió debido a que esta noche, me sentí de alguna forma cómo en aquella oportunidad. Aunque claro, esta vez no estaba asustado ni con miedo de no llegar nunca más a casa. Esta vez estaba fastidiado por no poder llegar puntual a mi reunión y por tener que caminar tanto por andar distraído. Pero tras recordar esta experiencia, recordé también el último consejo de mi padre: “Si no sabes dónde estás, pregunta”, durante todo mi recorrido me había creído autosuficiente y había olvidado esa importante lección, así que me acerqué a una señora que llevaba a pasear a su perro y le pregunté: “Por favor, señora, ¿podría indicarme para que lado se encuentra el Centro Cultural España?,” La mujer me miró con una sonrisa amable y me respondió “Claro joven, debe salir por esta calle, le llevará directo al parquecito frente al centro”. Y listo… me di cuenta que había estado yendo en la dirección contraria. Caminé unas cuadritas más y ¡Bingo!, llegué a mi destino…
En este instante…

Esperando mi taxi... ¡Hace frio!

Tras mi reunión con Nils, fui a Jesús Maríaa casa de un amigo. Esta vez tomé taxi pues ya se me hacía tarde. Luego de una interminable plática, ahora me encuentro en el paradero esperando un taxi que me lleve a mi casa. ¡Todos los taxis andan llenos! Así que debo caminar hacia la avenida principal. Por suerte ya funciona el google maps… ah, pero acaba de comenzar a llover. 
Última actualización…¡Llegué a mi casa!
131 Antes de ti: Ambas señoras en esta anécdota, que amablemente me ayudaron a llegar a mi destino (¡Gracias!)