Revista Diario
La mala, esa soy yo. La que siempre va a quererte más allá de cualquier cosa, la chiquilla que juega a ser mayor, la que en ocasiones enfrenta los problemas y miedos o se esconde a llorar y a esperar que todo pase. La independiente, la loca, la superada que de vez en cuando depende de tu afecto, y que pide a cada tanto por un segundo de atención. Soy esa mujer compleja con rasgos de sencillez, atrevida, pudorosa, sensual, romántica, fuerte y débil. Puedo llorar en días de sol y sonreír bajo la lluvia; amarte hasta la locura y olvidarte por siempre si me olvidas, también puedo enterrarte y llevarte flores cada día o negarte y jurar que no te he amado. La injusta, la indecisa, la versátil, la imprecisa; aquella que tiene lapsos de racionalidad y que a la vez está perdida, aquella que asegura que su valor es grande cuando tiene que lanzarse desde lo alto sin paracaídas, pero que en verdad tiembla de miedo y no se lo dice a nadie.Soy la mala porque conmigo no sabrás nunca a ciencia cierta qué es lo que se viene, porque quererme posiblemente sea subirse a una montaña rusa eterna. Conmigo ningún día será igual, porque yo soy distinta cada día, porque no me rigen normas ni compromisos, porque el único juramento que obedezco es aquel que tengo conmigo misma.Soy mala (así me dices tú) por todos mis berrinches, por mis impulsos y silencios que sentencian, por mi carácter que me aleja, por mi temperamento que me ciega. Mi malicia radica en no ser superficial, ni perfecta, en no ser igual que el resto, soy mala porque me equivoco, porque me gusta sentir que alguien me espera y también porque alejarme y cuidarme suele ser mi terapia mejor. Amo ser mala, por ser tan sensible, por usar el corazón a costa de todo, por dar libertad a mis pájaros, por alimentar mis mariposas y regar mis flores.Esa soy yo, con lo poco y con lo mucho, con lo que te muestro y lo que oculto. Mala, porque me guían mis impulsos, porque no tengo más defensa que esta de decir que soy humana, real con mis defectos y no un simulacro.Si, esa soy yo, la eternamente mala.