Dia 64: Los ojos de Valeska

Publicado el 22 septiembre 2012 por 160

Una niña con muchas ganas de ver el mundo...

Hoy me cambiaron las ligas de los brackets, esta vez decidí ponerme unas de color azul claro y creo que ahora mi sonrisa parece la de un payaso pues mis dientes se ven muy divertidos. Todo bonito hasta allí, pero mientras me cambiaban las ligas y ajustaban poco a poco los alambres, una vez más puedo decir que vi a Judas calato. El dolor era terrible y supongo que mañana al despertarme, será mucho peor.
Mientras trataba de ser machito y no quejarme tanto al sentir el crujir de mis dientes, recordé la historia que tuve junto a Valeska, cuando aquella niña de 7 años me hizo comprender una vez más que mis dramas eran simples cojudeces que fácilmente podía superar.
A Valeska la conocí hace muchos años cuando yo trabajaba en un proyecto personal llamado "Red de Latidos", un grupo universitario en el cual, junto a unos compañeros de clase, nos encargábamos de ayudar a niños enfermos, de muy escasos recursos, a través de la organización de conciertos y actividades a beneficio que generen fondos para cubrir sus operaciones. El grupo lo creé prácticamente "de casualidad" mientras trataba de ayudar a una personita muy especial de quien prometo hablarles más adelante con mayor detalle. De la noche a la mañana, y gracias a la difusión de ésta iniciativa en un medio televisivo, comenzamos a recibir miles de mensajes de personas que querían ayudar y unirse a la iniciativa y obviamente, también recibíamos casos de personas que requerían con urgencia nuestro apoyo.  Era una locura que por más que yo quería llevar adelante, pronto entendía que era una responsabilidad demasiado grande que aún no podría asumir.
La señora Magy, la mamá de Valeska, fue quien logró contactarse conmigo justo en un momento en el cual había decidido disolver la red de latidos debido a algunas situaciones muy dolorosas que me forzaron a dar un paso al costado. Estaba destrozado y lo último que quería era involucrarme con otro doloroso caso de apoyo que hiciera más grande mi tristeza.  "Por más que queramos, no podemos ayudar a tanta gente, Mijaíl" me repetían a diario mis compañeros al ver que las personas seguían buscándonos y era demasiado difícil decirles "No podemos..."
Pero cuando conocí el caso de Valeska, me fue imposible negarme a apoyarla. Era una pequeña niña que corría el riesgo de quedarse ciega de por vida debido a un mal congénito en las corneas. A su corta edad, sólo podía ver con el ojo izquierdo y gracias a que se había sometido a más de 3 operaciones, aún no perdía del todo la visión en el derecho. Apenas nació, los médicos le habían dicho a su madre que la niña, antes de los 2 años, perdería la totalidad de la visión, y que sería imposible hacer algo para contrarrestarlo. Le pidieron resignación pero pedirle eso a una madre, es imposible. A pesar de sus escasos recursos, buscó apoyo en donde pudo y como pudo, para lograr operar a su hija en aquellas 3 oportunidades, con lo cual le regaló a Valeska 4 valiosos años más para poder apreciar el mundo con sus propios ojitos.

Mis brackets son parecidos, pero azules :)

Por ese entonces yo apenas era un estudiante del segundo año de la universidad, un estudiante misio, mantenido por sus padres y dedicado íntegramente a sus estudios. Tenía muchas ganas de hacer cosas por los demás, pero como suele pasar, las ganas son importantes, pero no son siempre son suficientes. No fueron pocas las veces en las que andabamos todos ajustados con el dinero de los pasajes y durante la odisea de casi dos semanas tocando puerta tras puerta intentando obtener apoyo, hubo oportunidades en las que prácticamente ni comíamos y caminabamos mucho para ahorrar. Era una situación dificil pero siempre lo superabamos todo con muy buen humor. Por suerte, pronto recibimos respuestas alentadoras de periodistas del medio, actores de televisión y personalidades de la poítica con un gran corazón, que movieron sus contactos rápidamente y nos ayudaron a conseguirle la tan anhelada operación a Valeska.
Pero la señora Magy no sólo tenía a Valeska, junto a su esposo, tenían dos hijos adolescentes, que dada la delicada situación económica, tenían que usar una y otra vez la misma ropa y llevaban los pantalones rotos y remendados a la escuela. Recuerdo que una vez, hablando con el más pequeño, éste me contó que sus compañeros se reían de su pantalón y lo hacían sentirse muy mal. Ésto me causó una enorme pena y me hizo comprometerme aún más por esa familia. Su madre se sentía impotente y ellos, por más que me decían "Sabemos que ahora lo más importante es ayudar a mi hermanita", yo comprendía perfectamente lo difícil que era también para ellos esa situación. Si hubiera tenido en ese instante el dinero para comprarles algo, lo habría hecho, pero bueno, aún era un pobre pelagato.
Fue por eso que cuando la Señora Magy nos dijo que organizaría una pollada para solventar sus gastos diarios, no lo dudamos un segundo y nos ofrecimos apoyarla. La operación les saldría gratis, pero los pasajes, los almuerzos, y por supuesto las cosas básicas que requerían sus otros hijos con urgencia, no saldrían de ningun otro lugar más que del esfuerzo de su valiente madre. Nunca en mi vida había estado en una pollada, mucho menos sabía muy bien cómo se organizaba una, pero aún así nos metimos de lleno a vender las tarjetas en mi universidad y el mismo día de la actividad nos pusimos nuestros politos blancos y comenzamos a ayudar a la señora Magy.
Yo estaba encargado de la venta de la cerveza, pero con lo torpe que era, recuerdo haber roto un par de ellas y sin darme cuenta me corté el dedo con uno de los vidrios. No quise preocupar a la Señora Magy, por lo que decidí ingresar a su casa y buscar un botiquin o algo que puediera curar mi herida. No encontré ningún botiquín, en lugar de eso, me encontré con el padre de Valeska en plenos besuqueos con una chica con pinta de puta, a quién apenas una hora antes, yo le había vendido una cerveza. Me dio mucha rabia e impotencia al ver cómo una persona que en varias oportunidades me había llorado muy agradecido por el apoyo dado a su hija y a esa familia que tanto decía amar, ahora estaba faltándoles el respeto de esa manera tan descarada, en una situación en la que se suponía él debía ser el sostén y apoyo, no el problema.
Al verse descubierto, el tipo me pidió casi de rodillas que no le diga nada a su mujer, y que le perdone el haberme hecho testigo de tal vergonzosa situación. Yo quería golpearlo, pero me contuve. Simplemente le dije: "Si a usted le importa tan poco la estabilidad de su familia, es una lástima, pero no es mi problema".
La señora Magy nunca supo de mi boca lo que pasó esa noche, aunque una vez concluida la actividad y mientras me alistaba para retirarme junto a mis compañeros, no pude evitar aconsejarle que todo el dinero que había ganado, lo guarde y administre únicamente ella.  Nadie más.
Valeska finalmente fue operada, aunque para nuestra mala suerte, la operación no fue definitiva y luego de algunos años tendría que volver a hacércela a fin de poder seguir viendo la vida. En casa mi familia me presionaba cada vez más pues el dinero que gastaba era demasiado y prácticamente no asistía a mis clases por estar dedicado a los nuevos casos que llegaron tras Valeska. Fue por ese motivo que tuve que dejar de lado por un tiempo indefinido aquella aventura, hasta aquel día en el cual tuviera las posibilidades y los medios suficientes para hacer algo más por aquellas personas que querían confiar en mí y a quienes no podía darles más que palabras de aliento...
Esta noche me pregunto cómo estará Valeska, ha pasado tanto tiempo que he perdido los números telefonicos de la señora Magy y lo único que recuerdo a grandes rasgos es su dirección, pero no sé si aún seguirán viviendo en aquella vieja quinta del centro de Lima. Valeska ya debe ser toda una señorita...
Les soy totalmente sincero, me da algo de miedo saber en qué terminó su historia, pero una parte optimista dentro de mí, me dice que debo ir a buscarla y saber más de ella...
#98 Antes de ti: Valeska (Esta noche me acordé de tí... prometo visitarte pronto)