Allí vive el genio... (¿Será')
- ¿Mijaíl, conoces el restaurante Astrid y Gastón?- Sí, mmm lo conozco, ¿por?
- Es que mi enamorada quiere que la lleve allí.
- ¿Otra vez con eso?
- (Cara de resignado) Sí...
Su enamorada, una vez más le estaba pidiendo a Andrés que lo lleve a un lugar muy caro, para de esa extraña manera, le pruebe cúanto la quería. Él, tan resignaro y estúpidamente enamorado, no hacía más que complacerla en todo lo que le solicitaba. Lo más absurdo de ello era que ya se había convertido en una costumbre mensual. Cada vez que se acercaba fin de mes, la muy astuta se buscaba donde podía el nombre de algún restaurante ficho, y se lo daba con una semana de anticipación, indicándole que era allí donde tenía que llevarla.
Para colmo de males, según me confesó Andrés, cada vez que iban a cenar, ella siempre pedía muchas cosas para comer y nunca las terminaba, apenas las tocaba. ¿Su excusa? "Amor, no puedo perder la linea sino me volveré gordísima", le decía la muy c...
Yo conocía varios restaurantes bonitos, debido a que alguna vez cuando estaba a la mitad de mi carrera universitaria, me convertí en algo así como un "Guía turístico/Caballero de compañía (mmm suena raro)" para un grupo de turistas de Malasia. Ellos venían al Perú frecuentemente, para trabajar en una planta de Gas Natural al sur de la capital, debido a que nuestro país había adquirido máquinas millonarias que sólo ellos sabían manejar y por ese motivo, tenían como misión el instruir a los ingenieros peruanos en el buen uso de las mismas.
Llegué a conocerlos una noche en la que estaba tomando unos piscos sours con unos amigos en el Hotel Bolivar y una amiga mandada, al ver a tanto chinito junto en una mesa, les pidió que se nos unan. Los animosos malasios, se sentaron con nosotros de inmediato y comenzamos a tomar juntos. Entre el grupo de extranjeros, se encontraba uno llamado Telly, tal vez el más joven de todos y el único que hablaba el inglés a la perfección. Él se sentó junto a mi y agarramos confianza casi de inmediato. Al finalizar la noche y ya cuando teníamos que retirarnos, Telly me sorprendió al ofrecerme dinero a cambio de "Ya tu saes" pues según sus propias palabras, había tenido un CRUSH LATINO conmigo. Le aclaré la situación en una y por suerte el chinito no insistió más. Lo que si tuvimos que hacer fue llevarlos a todos a su hotel pues nos habíamos dado cuenta que andaban solos y con mucho dinero en los bolsillos, lo cual los hacía blanco fácil de cualquier sanguijuela con tacos que a esas alturas de la noche ya se habían pegado al grupo. Al dejarlos sanos y salvos, Telly me agradeció y me pidió mi número de celular pues vendría seguido a Lima y quería que lo acompañe a conocer la ciudad.
Desde ese día comenzó nuestra amistad. Él me llamaba cada vez que llegaba y hacía reservas en los lugares más lujosos de Lima. Era irónico saber que él era en sí mi guía turístico pues yo no conocía nada de ese mundo al cual él estaba tan acostumbrado. Telly se había pasado por los lugares más increíbles del mundo, debido a su trabajo, lo habían mandado a todas partes y él siempre estaba ávido de conocer y aprender más de los países a los que visitaba. Sin embargo, no me gustaba mucho la idea de ir sólo con él a todos lados, me hacía sentir muy puto, es la verdad. Fue por eso que siempre llevaba conmigo a alguna amiga de la Universidad y así armabamos un grupo genial; era mi forma de protegerme y protegerlo a él pues sabía muy bien que sus primeras intenciones conmigo, eran algo más que una buena compañía. Él me enseñó a comer con los tantos cubiertos que nos ponían en la mesa de los restaurantes, a usar chopsticks, a beber el vino con elegancia, a usar bien las servilletas, a saber interactuar con el mozo y sus confusas opciones a la hora de tomar el pedido, en conclusión, me deschanchó de una manera muy paciente que me hacía disfrutar mucho de nuestras salidas. Era mi Frieda Holler asiática.
Telly & Me
Todo iba bien hasta una noche en la que él me invitó a una salida de grupo con sus otros compatriotas, esa noche ninguna de mis amigas estaban disponibles por lo que tuve que ir sólo. Una vez allí, conocí a las respectivas "enamoradas" de los otros malasios y me di cuenta que eran poco más y unas putas. Los hacían gastar en exceso por cualquier estupidez, sólo les faltaba pedirles que les pongan los dólares en el calzón para terminar de cumplir su rol. Era un "nivel zorresco" que me indignó e hizo sentir inevitablemente como parte del mismo clan.Fue a partir de ese día que le dije que las próximas salidas las organizaría yo y las pagaría yo. "Te voy a demostrar que aquí en mi país no necesitas tirar tu dinero a la basura, para divertirte", le dije.
Durante los próximos cuatro meses en mi país, no gastó más dinero en sus salidas conmigo. Lo llevaba a lugares buenos, baratos y bonitos. Salíamos a caminar por el Jirón de la Unión, por la costa verde, a tomar piscos en bares tradicionales, le enseñé a subirse a una combi, a regatear en Polvos Azules, lo llevé a un campamento con mis amigos de la Universidad y jugamos a "Yo Nunca" en Spanglish. En conclusión, hicimos aquellas cosas simples de la vida que él también quería conocer pero que nadie se había dado el tiempo de enseñárselas. Posteriormente, me confesó que cuando me conoció, él pensó que yo era un "hustler" (puto, in english) y que era ese el motivo por el cual creyó que debía darme dinero y pagarme todo, pues "así era como funcionaba" en todos los lugares donde había ido. Me agradeció el no haberme aprovechado de él y desde ese instante cada vez que venía a Lima, me llamaba y lo primero que me decía era "Let's go to Jironear Baby!
Un año después de nuestro encuentro, terminó el proyecto y lo mandaron a uno nuevo en Amsterdam donde trabajó durante un año. Posteriormente volvió a Malasia y el año pasado regresó de sorpresa a Perú durante una semana para pedirme que lo acompañe a conocer Machu Picchu. Lamentablemente no pude hacerlo por un problema familiar en casa, pero igual lo encargué a una amiga mía que resultó una excelente guía turistica. Un día antes de regresar a Malasia, salimos a cenar y le prometí que próximamente iría a visitarlo a su país, así que ese es desde ya uno de mis próximos destinos en el mundo.
Lo bonito de ésto es que Telly es muy amable y siempre se acuerda de mí y me escribe por facebook para conversar sobre lo que estoy haciendo. Ya se me ha hecho costumbre que en mis cumpleaños me envíe algo especial desde donde se encuentre. Lo bueno es que no me manda cosas caras ni sofísticadas, sino cosas con otro tipo de valor emocional/histórico que me gustan mucho. Él año pasado, por ejemplo, me mandó un pequeño Jarrón de Malasia que, según me contó, tiene escondido un genio que ayuda a darle la felicidad a quien lo posea. (Aún no sé cómo puedo invocar a ese genio, eso no me lo quiso decir...) Sus regalos siempre vienen con una nota muy emotiva en inglés y una frase en Malay que aprendí muy bien pues me la repetía cada vez que estaba lejos: "SAYA RINDU KAMU, MIJAÍL" (Te extraño).
#91 Antes de Ti: Telly (Saya terlepas anda terlalu)
PD. Ésta noche me acordé de mi amigo Telly pues mi madre me dijo "Este jarrón ya no combina con la sala, llévatelo a tu cuarto o lo botaré" ¬¬ ¡¡¡¡Mamá!!!, ¡¡¡le debemos la felicidad y no te has dado cuenta!!!- le respondí.
PD2. Sin querer queriendo éste es mi segundo post con invitados extranjeros jejeje