Dia 98: Milagros

Este año, en el nuevo local al que nos hemos mudado, estamos siendo parte de muchas cosas nuevas. Una de ellas es el recibir la imagen del Señor de los Milagros que año tras año pasa por esa zona.

En la oficina todos nos preparamos con varios días de anticipación para hacer una recepción a la altura. Yo me encargué del diseño de los flyers donde irían las oraciones y peticiones, otros de las flores, otros de conseguirse un equipo de sonido, otros de los bocaditos, y así todos tenían algo que hacer.

Como dije alguna vez en un post, no soy de esos creyentes ciegos que se golpean el pecho y se siente orgullosos de saber como se reza el rosario. No. Soy simplemente un tipo al cual le gusta mucho las tradiciones, las costumbres y disfruto cooperar con mis compañeros en hacer realidad algunas de ellas. Y claro, también creo en Dios, pero en el sentido mas libre y desinteresado posible.

Todo estaba listo, habíamos colocado ya las flores, las cadenetas blanquimoradas, los bocaditos dulces y salados ya estaban en las fuentes y ya cada uno sabía exactamente qué hacer cuando llegue la imagen a nuestra oficina.

Una compañera que es muy creyente, pedía que practiquemos las oraciones una y otra vez para asegurar que todo salga perfecto, mientras que otros andaban pendientes de cómo lucía la virgen que teníamos decorada en un manto dorado recién bordado para la ocasión. "El escapulario se ve muy mal allí, debe estar entre sus dos manitos, no así", decía otra de mis compañeras.

Andaban todos tan concentrados en esos detalles que nadie advirtió la presencia de una mujer que se había parado frente a la imagen de la virgen y se encontraba rezando. Era una mujer que pasaba por nuestra calle, cargando 3 enormes bolsas en su espalda y una canastita llena de golosinas. No les miento, su rostro es el mas triste que he podido observar en mi vida, me impactó tremendamente. Era una mezcla de tristeza con esperanza y por ratos parecía que quería llorar pero se aguantaba a mas no poder.
Todos se desesperaron al ver que la imagen del señor de los Milagros ya se estaba acercando y la mujer al darse cuenta del repentino movimiento, se apartó a un lado de del altar y siguió caminando por la vereda.

Yo no sabía qué hacer, sentí que en esa breve oración que había hecho ella, pedía de todo corazón un verdadero milagro. Una vez mas insisto, no es por dármela de buenito ni de "Candy Man", pero estas cosas para mi tienen un sentido especial y la escena me tocó profundamente. "¿Le doy dinero?" "No, ella esta trabajando, y darle limosnas podría ofenderle"." Mejor le compro algo y pueda que eso le ayude... Quizás no ha vendido mucho el día de hoy y por eso camina de un lado a otro..."

Me acerqué a ella corriendo pues de tanto pensarlo, ya estaba a punto de cruzar la pista. "Señora, espere, deseo comprarle algo".
"Si jovencito, que desea?", me miró sorprendida.
Y bueno, no sabía exactamente que pedir pues no tenia planeada la compra, así que elegí unas mentitas que siempre son importantes llevar en el bolsillo. Le pagué e hice algo que no vale la pena detallar para que no pierda su sentido. El asunto esta en que tras hacerlo, la mujer se puso muy contenta y me dio una sonrisa que poco mas y me hace llorar a mi. Al verla de cerca noté mucho sufrimiento en sus ojos, en verdad, me conmovió demasiado ese momento. "Mucha fuerza, señora, ¡paciencia!" Le dije muy convencido de que ella me entendía... "Muchas gracias, jovencito" me respondió aún sonriente mientras cogía de nuevo sus paquetes y continuaba su rumbo.

Sentí que allí verdaderamente estaba Dios, y que yo había tenido el placer de robarle una sonrisa esta tarde...

# Antes de ti: La señora de los milagros.

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