Día uno de noviembre en un cementerio de un municipio de Madrid.
El cementerio se ve abarrotado no sólo por la gran cantidad de personas que, hoy, casualmente se acuerdan que tienen a alguien enterrado, sino por la cantidad de coches(que no sé como dejan entrar) que circulan por cada manzana del camposanto y que aparcan casi encima de las tumbas.
Una masa avanza como una mancha negra, debido a la vestimenta negra elegida por todos para hoy(creo que lo mío es excusa, siempre voy de negro). Flores en mano, ya sea de plástico o naturales, se disponen a cambiar las ya sucias y estropeadas flores(en muchos casos puestas hace un año exactamente y en otros casos quizá un poco menos). Sacan trapos, botellas de agua de las bolsas, y mecánicamente se disponen todos a limpiar hasta la saciedad, el mármol de los nichos o el mármol y figuras de las tumbas(de suelo).
Me pone negra estas cosas; ya que me parece una soberana idiotez, una costumbre marchita por mi parte, que se siga avivando este tremendo negocio que hay con la muerte, que se siga gastando millonadas por un trocito de mármol, unas letras grabadas y un dinero a dar, por tener un agujero en el que ser enterrado.
-Es una manera de mantener vivo el recuerdo de un ser querido-dice una viejecita afanada en limpiar la tumba de lo que parece ser la de su amor fallecido.
Pues, sí así, desde un camposanto(lugar muerto) es su idea de mantener vivo el recuerdo de un ser querido...prefiero mi soberana "idiotez" de mantenerlo vivo en mi casa, con mis recuerdos avivados gracias a eso, a los recuerdos.Todos deberíamos seguir el ejemplo de muchas personas que optan por incinerarse, quitando así, el que los familiares tengan que acudir a limpiar la lápida, a cambiar las flores cada cierto tiempo, a seguir alimentando a los floristas que se ponen a las puertas para hacer"su agosto" y a comercializar con algo muy rentable, inevitablemente , la muerte.
Mejor llorar, recordar a ese ser querido desde lo conocido, lo cotidiano como: su sillón favorito, su reloj personal, sus trajes, sus fotos...que desde una lápida que nunca le perteneció y que sólo topó en el con sus huesos, no hay alma, chispa en ese trocito, en ese agujero, más que la ilusión y la falsa esperanza que nosotros le pongamos...
Día uno de cualquier otro mes en un cementerio de un municipio de Madrid.
El silencio hace oír los pájaros, sentir el olor de los arboles y respirar un trocito de tranquilidad, porque sencillamente, hoy nadie se a acordado que tienen a alguien enterrado...
P.D
Fui por una petición que me hizo una persona que no quería ir sola, y aunque al principio fui asqueada, el sólo hecho de haber salido también asqueada y me sirviera para escribir este post, ha valido ¿la pena?