Hoy es un día en el que toca dar las gracias, uno de esos días en que comprendes la fortuna de estar bien rodeado, de tener gente a tu alrededor en quien puedas confiar, gente que por un módico interés está a tu lado para hacerte crecer.
Lo del módico interés me refiero al económico, y lo digo porque yo tengo la gran fortuna de que la mayoría de la gente que me rodea cobra un interés mucho más valioso y caro, que es la amistad y el reconocimiento mutuos. Perdón, me desvío... Quería decir que hoy es un día en el que me siento con la necesidad de dar las gracias a mucha gente, a los más cercanos en primer lugar, la familia, mis hijos, mi querida compañera, mis amigos (los de aquí y los más de allá), los que están al otro lado de un teclado y que también son muchos por fortuna, a los colegas de profesión o de vocación, y a los que se van a jugar sus dineros conmigo. A todos vosotros quiero daros las gracias porqué después de casi cinco años de búsqueda, mi novela El péndulo de Dios saldrá a la calle de la mano de Ediciones B. Han sido años extraños, que comenzaron con la fuerza de mi ilusión por la novela y que se fueron apaciguando con la posterior dosis de realidad al ver que no tenía salida, por más que me esforzara o me encabezonara en ello, la aceptación del rechazo, no a mí (que eso ya se aprende en la vida a las primeras de cambio y se perfecciona en la adolescencia) sino por la obra de uno, que es mucho más duro. La resignación de saber que tanto esfuerzo se perdería sin fruto alguno más allá de la frustración. Tres años largos de peregrinar sin rumbo tras una salida que encontré en San Amazon Bendito, una balsa de esperanza en la que me subí con más recelo que fe y que ha resultado ser un transatlántico blindado lleno de ilusiones, de nuevas caras que se han convertido en amigas, y que a lo largo de esta travesía me han devuelto las ganas por seguir. Ha sido en este último año en Amazon que he vuelto a sentir la ilusión de ser escritor, de llegar a vivir de esto, de seguir renunciando a la vida externa para adentrarme en mis mundos esquizofrénicos y convertirlos en aventuras ordenadas que puedan interesar a los demás. Un año en el que casi diez mil lectores se han descargado la novela y la han mantenido entre las más leídas de una plataforma en que se agolpan más de tres millones de libros. Cifras mareantes e increíbles apenas unos meses atrás. Un año en que he podido conocer a un grupo de gente tan rara como yo y que dedican horas de su vida a escribir, un grupo de hombres y mujeres de todas las edades, nacionalidades, ideologías y tendencias, con más o menos fortuna y talento, y a quienes nos une únicamente la ilusión, la cercanía que proporciona la tecnología y nuestras posiciones en las listas de Amazon. Por eso he de dar las gracias a tanta gente, a ellos y a estos diez mil lectores a quienes ojalá pudiera contactar personalmente uno por uno para decirles lo mucho que me han ayudado sus descargas, lo mucho que ha significado que se fijaran en mi novela para cargar sus libros electrónicos, lo mucho que me han afectado sus comentarios, y lo mucho que siempre les deberé. Hoy, después de todo este tiempo sé que El péndulo de Dios se ha hecho mayor y ha llegado el momento de dejarlo marchar, de que abandone las comodidades del disco duro de mi ordenador y se desarrolle más allá de mi control. Sólo espero haberlo educado bien y que su camino sea el de una buena persona. MUCHAS GRACIAS !!!