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Día de la Mujer: ¿festejar qué?

Publicado el 11 octubre 2016 por Perropuka
Día de la Mujer: ¿festejar qué?
Esta jornada desperté con la noticia de que había sido Día de la Mujer a nivel nacional. Sin previo aviso, de la noche a la mañana, el Ministerio de Trabajo declaró asueto para todas las féminas de este país para que se “festejen”, tengan un “día bonito”, “la pasen muy bien” y no sé qué otros floridos deseos que las autoridades acostumbran desparramar con si fueran confetis. Suena a burla que el improvisado feriado sólo alcance a las empleadas del sector público y de las pocas empresas privadas. ¿Y qué hacer con ese 80 % de la economía que sobrevive de la informalidad? ¿Dónde está el beneficio para esos miles de negocios unipersonales (la mayoría dirigidos por mujeres) que viven del día a día? ¿Ellas podrán dejar tirado el negocio, así sin más, y marcharse a casa como las “hermanas” ministras, diputadas y concejalas para gozar de un día de descanso?

¿Y nuestras ocurrentes autoridades sancionarán, por ejemplo, a los directores de los canales de televisión por dejar que las presentadoras de noticias sigan efectuando su trabajo como todos los días? ¿Y qué sucede con los kínderes y primeros grados de primaria, cuyos planteles están conformados mayoritariamente por mujeres? ¿Y qué con los hospitales y clínicas, las doctoras y enfermeras dejarán de atender a sus pacientes?  ¿Y quién paga el desajuste que el decretazo provoca en las empresas privadas, envueltas en el dilema de enviar a sus trabajadoras a casa o verse en la situación de tener que remunerar como si fueran horas extras? ¿Así se pretende igualar las oportunidades laborales entre ambos sexos? Salta a la vista que el día de mañana, los empresarios se la pensarán mucho antes de contratar a más mujeres.Así vamos de absurdo en absurdo, con un gobierno empeñado en mostrar su cara supuestamente progresista y despatriarcalizadora, con acciones que lejos de combatir la lacra del machismo de manera efectiva, al contrario, la camufla bajo el paraguas de la corrección política. ¿Qué tendrá de especial el ser mujer, o varón, o adolescente, o niño, o niña, ya que estamos en tiempos de lenguaje redundante? Más bien, en estas iniciativas traídas de los pelos subyace cierta condescendencia y hasta superioridad moral hacia la mujer (te doy el día libre sólo por ello). Aun más, al agasajarlas (mimarlas y colmarlas de regalos) en una jornada especial es como si pretendiéramos pedirles perdón por la violencia ejercida contra ellas (ningún sector de la sociedad se salva, pues las estadísticas revelan que 8 de cada 10 mujeres bolivianas han sufrido agresiones alguna vez). Estos vergonzosos datos nos ponen a la cabeza de toda Latinoamérica, y los gobernantes lejos de ejercer autocrítica más bien hablan de festejar antes que emprender programas y políticas de auténtico calado. Promulgando leyes exclusivas (como la Ley 348, que establece el delito del feminicidio) no vamos a cambiar una sociedad inmersa en profundas convicciones machistas. Ni creando unidades especiales contra la violencia de género y relacionados. ¡Qué bonito suena lo de “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”! cuando no se garantiza mínimamente un presupuesto digno para la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV), cuando ni siquiera se dota con ambientes adecuados y herramientas suficientes a las defensorías y otras instituciones encargadas. Ni hablar de las fiscalías (que según denuncias no tienen ni papel de oficina para formalizar las denuncias), jueces y funcionarios que no cuentan con la formación idónea para atender estos casos. La burocracia, muchas veces, lejos de prestar ayuda oportuna a las víctimas contribuye a estigmatizarlas, de tal manera que en la mayoría de los casos las denuncias no llegan a buen puerto. Con estos antecedentes, muchas optan por guardar silencio y proteger a sus agresores, conscientes del penoso calvario que les aguarda en la vía judicial.

Se habla mucho de soluciones integrales y han corrido demasiados ríos de tinta acerca del tema. Todos quieren sanciones severas para los violentos y feminicidas, con llenar las cárceles creemos que vamos a frenar la tragedia (en lo que va del año, 18 mujeres han sido asesinadas, sólo en Cochabamba). Nadie parece detenerse a reflexionar y poner énfasis en la prevención. Habría que empezar por cambiar la educación, comenzar desde cero, machacar con valores y principios actualizados a las nuevas generaciones (con la gente adulta y retrógrada no hay remedio) si es que pretendemos como país volver a la senda de la civilización. 

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