Independientemente de que el dato sea o no cierto, este año lo celebraremos botando la casa por la ventana. Nos hemos preparado desde principios de año ¡y antes!
El niño en el residencial a quien mataron en medio de una balacera contra su tío; el de San Lorenzo, en medio de un tiroteo contra su padrastro; el que guardaron en el congelador, los niños de la guerra en Siria, los de Newtown, los de la Franja de Gaza, las niñas que pisaron una mina en Afganistán...estos solo por mencionar los más publicados recientemente. ¡Herodes era un nene de teta! Y no es solo matarlos directamente, también le quitamos un poquito de vida cada día con el descuido, la omisión, la dejadez, la palabra amarga, el gesto de desprecio, el oído sordo y la intolerancia hacia la inocencia de la niñez.
Tampoco olvidaremos a los que nunca se las ha hecho justicia terrenal, como: Lorenzo, Néstor, Jeremy, Yariel, Karla Michelle, los que se suicidaron o murieron víctimas del "bullying" y otros muchos que vemos en las noticias, más aquellos que no nos enteramos. Y no dejemos de lado los siempre presentes miles de niños que mueren de hambre y en condiciones infrahumanas mientras botamos toneladas de alimentos expirados, o que se dañaron en la nevera porque compramos de más, o que sobró de un almuerzo o una fiesta, o que se quemó un poquito en el BBQ, o que el nene no se lo comió porque prefiere un "hamburger".
Seguiremos la celebración del Día de los Santos Inocentes en niveles más altos e indirectos: aprobando más leyes a favor del aborto, burocratizando los trámites para adopción, aumentando el prejuicio contra los niños adoptados, juzgando con blandenguería a los abusadores y considerando el "bullying" como peleas normales de chicos. El pico de la festividad será la entrada del nuevo año, cuando un cabezahueca disparará su tiro al aire... y empezamos todo de nuevo.
Todos los niños son nuestros.
¡Ojalá que me equivoque! ¡Ojalá que hoy sea el primer día de una mejor sociedad! ¡Ojalá nos unamos para remar juntos en una misma dirección! ¡Ojalá que la prioridad de todos los gobiernos sea asegurar un buen futuro para nuestros niños y jóvenes! ¡Ojalá podamos ver más allá de nosotros mismos el corazón y la desesperanza de quienes están peor!¡Ojalá y ojalá! Con los brazos levantados al Cielo y la rodilla hincada en tierra repito que ¡ojalá!
Y en última instancia, recordemos que los que lleguen a ese futuro dispondrán de quienes lo hemos forjado.