A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron
A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/jlb.htm
Esta es mi lectura actual: Los Cuentos de Jorge Luís Borges. El primero: Diálogo sobre un diálogo.
¿Qué os parece? ¿Es insignificante morir? ¿Un estorbo estar vivo, como asegura el protagonista? ¿Hay que dejar que las almas hablen por nosotros...?
Mi opinión -tan humilde como personal- es que no hay que dejar para el más allá -improbable y difuso- lo que bien podemos hacer en el más acá -seguro y constatable-. Y que la muerte, nula o no, cuanto más lejana... mejor.
Ayer tarde empleé gran parte de mi tiempo no en estar aquí como se creía, sino en responder a una entrevista para la escritora y guía editorial Lorraine C.Ladish y en recopilar alguna información sobre mí, para darme a conocer en sus sitios de Internet. Cuando ella me avise de su publicación, la traeré a este blog para alegría de quien bien me quiere que ya he visto que sois muchos. Gracias a Jana, Orquídea, Elena, Juanjo, José Miguel, Pilar, Manuel, Lola V., Isabel, Teresa y demás lectores asiduos a esta página. Suscritos sois 36, pero mis estadísticas de Paperblog me avisan de muchos más. Callados pero fieles, que no es mala idea tampoco.
Y seguimos trabajando...