En algunos insomnios en que logro separar cuerpo de historia, veo atisbos. Pero al no pasar de fantasmas, protoplasmas, acaeceres desvanecidos, acabo rechazándolos.
Algunos jóvenes entregados al oficio entusiasmado del servilismo. Algunos viejos que han descubierto como filosofía variantes new age de la Guerra de la Galaxias. Algunos secretarios de edad indefinida que balbucean ideología. Todos ellos ven lo mismo que yo y tienen el mismo impedimento: no pueden escribirlo.
Anoche tuve revelación. La taxonomía del sandinismo pasa por los míticos, los arruinados y los brillantes. Sobre los brillantes habría que escribir prolongado. (Ver el Mashup que pongo más abajo).
En ocasión de elecciones los brillantes se sienten en el deber de mostrar la autoridad de su voto.
Destituyamos patrañas: 1)la comunalidad sandinista no implicó nunca (ni en los Tiempos más Éticos) horizontalidad; 2)de haber sido asi habría sido una historicista comunidad postmoderna; 3)operando dentro de la desigualdad moderna, tampoco podía traer automáticamente democracia ni en 1984 ni en 1990 (afirmar lo contrario es ir contra el espíritu utópico del término).
Todos (míticos, brillantes y arruinados) se ven en la obligación de destacar democráticamente que su voto no es igual al de la masa, que vale más: por razones de una comandancia (mítica), una operación (de pensamiento), una teología (de lo que Morales llamó Izquierda Divina), o una clase (la dirigente más allá de la ideología).
En un reciente, rutinario y coyuntural artículo que habla por la voz de los y las brillantes, Gioconda Belli respalda la candidatura de Fabio Gadea a la presidencia. El texto es histriónico: Belli encarna (o pretende encarnar) un Ente preocupado por la Decisión. Hace un Balance Objetivo, destacando la habilidad de Gadea para representar (vía Pancho Madrigal) al Campesino Nicaragüense. Estamos ante el Candidato de la Empatía.
Belli deja colonizar su texto por el hábito binario de la publicidad (¿Coca-Cola o Pepsi?) para terminar optando por la Abstracción, el Símbolo Vacío en que el costumbrismo desplaza la contradicción.
Dentro de la taxonomía del sandinismo, son los brillantes los que requieren este tipo de operación ideológica para justificar y expresar, en relación simbólica, una voluntad de poder. Lo constante y sonante del poder los sigue atrayendo como si fueran unos políticos comunes y corrientes más. Pero deben disimularlo discursivamente.
Desafortunadamente tal voluntad de poder en un ambiente intelectual empobrecido no deja penetrar demasiada complejidad estructural. Para el caso del texto de Belli, en tanto el Campesino esté representado por Fabio Gadea (mientras la estructura de poder esté en su lugar), podremos ver de forma encantada (y frívola) cualquier historia de opresión.
Al someter la elaboración intelectual al devenir estereotipado de las elecciones, es decir, del consumo de candidatos, de la binariedad superficial, se encasillan las posibilidades (¿el deber intelectual?) de pensar.
(Mashup)
1. Shirley Bassey interpreta Diamonds are Forever
2. Sergio Ramírez habla de la gente brillante
—Cuando uno recuerda ese gobierno de 1979 aparecen su nombre y los de Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y un conglomerado de personalidades que han roto con el fsln. ¿Qué fue lo que pasó?
—Fuera de toda la gente brillante que tuvo aquel gobierno, como el jesuita Cardenal, que dirigió la cruzada de alfabetización, o Carlos Tunnermann, ministro de Educación, gente creativa que tenía la idea de un proyecto de cambio y transformación revolucionaria en el país ya no está más y se pronunció incluso en contra del régimen. Fueron reemplazados en los cargos principales por operadores anónimos. Los originales, los revolucionarios y creativos se fueron. Y a este gobierno no le interesa tener gente de esa clase. Especialmente porque son un desafío para la actual gestión y hacen peligrar el poder de Ortega.
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