Eché a andar por el bosque de avellanos
porque sentía un fuego en la cabeza,
y corté y descortecé una rama
y le até una baya con un hilo;
y cuando echaron a volar mariposas blancas
y se alejaron como estrellas titilantes,
la dejé caer en un arroyo
y pesqué una pequeña trucha plateada.Tras haberla dejado en el suelo
fui a avivar con mi aliento la llama,
pero algo crujió en el suelo
mientras alguien pronunciaba mi nombre.
Se había convertido en una joven resplandeciente,
y con flores de manzano en el cabello,
que me llamó por mi nombre y echó a correr
perdiéndose en el aire destelleante.
Aengus vio a una joven en un sueño, y era tan bella que no puedo evitar enamorarse. Allí comenzó su perdición y su felicidad, y comenzó a buscarla en cada bosque, en cada torre, cada gruta.
Esta mañana, un sueño mundano y decadente, pero un viejo sueño del que ninguno nos habremos arrepentido de haber alentado, finaliza tras 90 años de historia. Desaparece la Unión. He crecido en una ciudad de provincias, hermosa, pero donde ahora todo muere o nace muerto. Sólo quedan esqueletos de edificios proyectados durante el delirio inmobiliario, tan apegado al delirio del fútbol, y la sombra de una Universidad que languidece al calor de una muerte dulce de sueños remotos y figuras idas.Cuando fuimos alguien, y nos sentamos a la mesa de los poderosos, creímos poder superar cualquier dificultad. Pero, al igual que tantas veces, la dificultad eran los capitanes ebrios de codicia que dirigían el barco y a los que, en el mejor de los casos, no pasará nada. En el peor, serán recompensados. Pero nunca pasa nada y si pasa, se le saluda. En un país donde la opinión del hermano del primo del representante del amigo de una figura acerca de sus intenciones a dos años vista es la noticia a seguir, el deporte no tiene cabida. El show es drama, el drama entretiene y la gente paga por salir de su tedio vital. El deporte verdadero es desconcertante, la victoria esquiva, no aparta la mirada de las cuestiones dolorosas. Forma hombres y mujeres cabales. El palacio de cristal de superhéroes-multinacionales de 20 años en cuyas manos millones de personas entregan su alma y conciencia, necesita una euforia perpetua para huir del dolor y la derrota. Que acaban llegando igual.
Es el país que hemos hecho, una mentira en la que consentimos en participar y del que ahora hemos despertado. Finalizo esta diatriba sin dirección, aclaro que la disolución del club me parece justa, pues cuando se pierde hay que pagar las deudas, y me decepciona porque unos cuantos pocos habrán cogido el dinero y corrido, sin que nadie parezca querer saber donde fue todo eso, porque un equipo que compró tan barato y vendió varios jugadores a tan buen precio acumuló una deuda inasumible. Ahora es tarde, y hay que decir adiós a todo eso, sin embargo. Solo quedarán recuerdos, y un sentimiento de algo grato que muchos compartimos. No eramos buenos, pero tuvimos tardes de gloria. Vagaremos como Aengus y quizá volvamos a encontrar ese sentimiento, y los momentos amargos como hoy serán diluidos por otros tiempos mejores.
Aunque envejezca en mis vagabundeos
por hondonadas y colinas,
alguna vez volveré a encontrarla,
y tomándola de las manos, la besaré en los labios,
y caminaremos entre largas hierbas multicolores,
y cosecharé hasta el final del tiempo
las plateadas manzanas de la Luna
y las manzanas doradas del Sol.
Hasta siempre, UDS. ¡Hala Unión! Hay cosas más importantes que tú. Tristemente, te has convertido en símbolo y mártir de muchas cosas que funcionan mal en el sitio en el que nací. Pero no voy a poder evitar seguir teniéndote cariño... hasta siempre.