Lots of sex, eso es lo que queréis, que lo sé. Que os cuente que Gatillazo, corrida, Gatillazo, corrida y none orgasm, y que luego: Pío, Pío, que yo no he sido. Recoge tus cosas/ ya te vas. Hoy me he tomado un RedBull y estoy a tope baby no puedo dormir, e Internet va mucho más rápido a las tres, seh, yeah, lots of sex, sangre y porno que os contaré al amanecer.
Porque hoy/ en realidad hoy he sido consciente de mi cruda realidad. Veréis: Yo, intentaba dormir sin música y con taurina y con el ruido de la cortina arrastrando los papeles del escritorio y entonces he pensado ¡hostia/ pero sí es la primera vez que oigo un ruido que no he provocado yo! Y ahí he caído en la cuenta de que llevo mucho viviendo sola, sí, en la más absoluta y pura soledad, ay. Es todo tan dramático que, joder, me da pena destrozarlo diciendo que en realidad no me desagrada que nadie proteste porque dejo la mochila en el sofá, y que los pendientes aparezcan en la pila del baño por la mañana porque ahí es donde los dejé ayer, y también que me encuentro absolutamente bien chupando el chocolate reseco de los vasos y reutilizando el aceite de las sartenes, y que, amigos, está de puta madre volver a casa cuando las manecillas ya no importan, y lavar toda la ropa junta, y gritar en la ducha y cambiar la tele por unos altavoces y la-lalala cocinar en bolas- fun for me y, ah, Qué os voy a contar yo, si en realidad lo que queréis es que os recuerde que todos estamos solos cuando nadie nos ve. Pero yo soy muy mala para aclarar cosas, Roísín Murphy explica mucho mejor el proceso: