Ya confesé mi admiración por Daniel Pennac cuando leí Como en una novela. A la vista de mi entusiasmo mi Santo se animó a regalarme Diario de un Cuerpo. lo último que ha publicado en España y la verdad es que me ha encantado y no es broma, me entraron ganas de aplaudir cuando terminé de leerlo, pero no estaba sola y me arriesgaba a quedar como una completa imbécil (no es cuestión).
Parte esta obra de la falsa premisa de un diario íntimo escrito por un político e intelectual francés conocido, cuyo nombre real debe ser ocultado, y que es entregado al escritor por su hija poco después de la muerte del protagonista. Estas memorias íntimas centradas en el cuerpo del protagonista nos llevan a seguir su vida desde su infancia, hasta el momento de su muerte.
Es el miedo el que lleva al protagonista a iniciar la escritura de este diario, cuando es atado a un árbol y abandonado por un grupo de boys scout en mitad de un bosque. Tanto miedo que provoca que se haga sus necesidades encima. El reproche materno, el desapego por esta figura que no lo quiere (al menos eso piensa él) provoca un cambio en el niño (proyecto de adolescente) todo ello encaminado a un fin. Las anotaciones del diario comienzan con "No volveré a tener miedo, no volveré a tener miedo, no volveré a tener miedo jamás"Daniel Pennac manifestó en unas declaraciones a Efe "Creo que a pesar del exhibicionismo colectivo que existe la relación íntima con nuestro cuerpo sigue gozando del silencio colectivo. Todos estamos acostumbrados a hablar en sobremesas de la última película o exposición que hemos visto, pero no de nuestros problemas de digestión, de nuestra última caries, etcétera", Pero no se ha quedado Pennac en un mero diario corporal (que no sería poco): no sólo hay operaciones, desvirgamientos, pólipos, acúfenos, flatulencias, chistes, impotencia, próstata... Va más allá es un libro lleno de vida, de muerte, de amor. Un libro pleno con momentos que quedan grabados en la retina como cuando muere uno de los personajes principales y habla de los entierros "Para eso sirven también los entierros religiosos, para confortar a creyentes y descreídos en sus respectivas certidumbres, desviar hacia el cura las flechas de la pesadumbre, transformar a todo quisque en un crítico autorizado, que se expresa en nombre del muerto, juzga el retrato que el cura ha esbozado del muerto, y el muerto, protagonista de ese debate teológico, el muerto al que se considera dignamente celebrado o groseramente insultado, está algo menos muerto, es como un comienzo de resurrección. Está claro: para crear ambiente no hay como Dios" .
Daniel Pennac
El deseo, el amor, las relaciones a largo plazo se cuelan a lo largo de la novela. Incluso se cuela la muerte en vida del protagonista tiene su importancia en la novela, porque seamos sinceros, no es difícil morir en vida, sólo hay que mirar alrededor para darse cuenta de cuantos difuntos nos encontramos por la calle andando, sin saber que lo son, o tal vez sabiéndolo y consumiendo sus días hasta el final. Todos hemos sido difuntos en alguna ocasión y si no lo fuimos durante nuestra vida, lo seremos al terminarla.
En definitiva, Diario de un Cuerpo es una propuesta muy interesante, maravillosamente escrita, dolorosamente certera (a veces), muy divertida (en otras ocasiones), un camino en el que merece la pena embarcarse en cualquier época del año.