dibujo de Raúl A Q
El gallo cantó. –Ya está ese cabrón de gallo tocando las pelotas. Podría irse a tocas los huevos de sus gallinas y dejarnos dormir a los demás –dijo el cerdo saliendo de la porqueriza, mientras sus dos pequeñas crías salían detrás de él. – ¿Qué es tocar las pelotas, papi? ¿Qué es tocar las pelotas? –Lo que estáis haciendo vosotros ahora mismo –contestó el padre. –¿Por qué no os vais un ratito a joder a vuestra madre, bonitos? –Y los dos cochinitos se fueron tristes en busca de su madre.
Mientras, dentro de la casa el granjero recién levantado se preparaba el desayuno, un vaso de café con leche y unas magdalenas caseras hechas por su mujer. Mientras se rascaba el culo pensó en lo que tenía que hacer esta mañana: dar de comer a los animales, limpiar la cuadra, recoger los huevos, matar un conejo para la cena, etc. etc… no tenía muchas ganas de trabajar; fingió que le dolía la espalda y mandó a su mujer a hacer su trabajo.
En otro lugar de la granja el caballo hablaba con su mujer la yegua: –Cariño, hace mucho tiempo que no hacemos el amor, ya casi no hablamos; te veo distante. ¿No habrá otro, verdad? –Sí, claro cariño, como hay tantos caballos aquí para elegir, ¡no te jode! El caballo miro a su alrededor, eran los dos únicos caballos que estaban en la cuadra. No le gustaba ser tan celoso pero no lo podía evitar. Bajó la cabeza, relinchó una disculpa y salió.El asno pasó por la puerta de la cuadra y guiñó un ojo a la yegua; esta sonrió.