Cita previa en el INEM a las 9.30, y allí estaba yo, con mi maletín lleno de documentación, contratos desde mi primer empleo de verano allá en el 2003, vidas laborales desde el principio de los tiempos -tuve problemas con los días cotizados hace tiempo, por arte de magia de borraron la mitad, una vez arreglado (o eso parece), guardo todas y cada una, por si las moscas-, bases de cotización, formularios rellenos, certificado de empresa, nóminas y contratos desde mi alta en la Seguridad Social, de todo.
Puntualmente, para mi asombro, pita mi número, mesa 17. Durante el tiempo de espera -me gusta llegar pronto a los sitios-, me planteo varias preguntas: ¿será agradable quien me atienda? ¿A qué prestación tendré derecho? ¿Durante cuánto tiempo? Pero lo único que no me planteo es que me falte algún papel. ¿Qué papel podría faltarme, si de lo poco que no llevaba en el maletín era mi partida de nacimiento y declaraciones de los últimos años...?
Poker face en un instante, ¿qué tenía que hacer ahora? ¿Esperar a que se dignaran a hacerme un certificado correcto, lo cual podría tardar días? ¿Poner una queja, o en su defecto enviar una bomba de confeti afilado a la asesoría por incompetentes? Le comento que tengo todos los contratos, y le enseño el primero. Sí, indicaba que eran 2 horas al día, pero como no decía cuántas horas a la semana, o cuál era mi semana laboral -a diferencia de los siguientes contratos-, no valía. Pregunto si con la vida laboral, las bases de cotización, las nóminas, ¡algo!, puedo solucionarlo, y me dice que no. Para suerte no hace alta que mande unos sicarios a ningún lado, sólo que vaya a la oficina, y me completen el papel que me da, en el que se deben anotar todos los contratos a tiempo parcial en la empresa, indicando su duración, cuántas horas a la semana trabajaba, y qué días, lo que podría haber hecho yo misma, pero claro, necesitaba la firma y sello de la empresa. ¿En definitiva? Otro paseo más. Antes de irme, me calcula a cuantos días de prestación tengo derecho con la documentación que tengo (cuatrocientos y pico), y con toda la documentación -incluida la que falta- (quinientos y pico), y llegamos a la conclusión de que efectivamente, me compensa solucionarlo.
Con todo esto resuelto, sólo me queda volver a pedir cita previa, a ver si esta vez puedo acabar los trámites. A la tercera va la vencida.
Miércoles a las 12.30 -suerte que me han dado cita para el día siguiente-, me estoy pensando llevar una muestra de orina, e ir en ayunas para un análisis de sangre, por si hiciera falta, sería de lo poco de lo que no llevo en el maletín...