Empieza el día con cara de raro.
Suspira y me hace carantoñas, llega como medio remolón para quitarme el velo de las ilusiones que se cubren de nostalgias.
Amanece el día raro pero no se nublará.
Hay días así, tapizados de una grisácea escarcha en los que amaneces con el rocío en los labios, las palabras en el rímel y en la nariz unas vocales que brillan con purpurina.No necesitas colorete porque lo llevas en el dobladillo de la falda, ni siquiera tacones para alzarte y alcanzar esa estrella que ya tienes en las manos.Son días en los que te atreves a ir a zambullirte en París, aunque sabes que te puedes volver a romper el pie, días en los que el brillo de las miradas se cruzan y se besan.
Días en los que el recuerdo se hace dulce, y te pones la chupa de cuero y unos vaqueros para subirte a esa moto y abrazarte a esa cintura y escalar hasta lo más alto de la Torre Eiffel entre hospitales y citas médicas varias.Días en los que sabes que todo será tan sencillo como elegir entre quedarte en casa, o salir a echarte un garbeo por ahí.
Está el día raro y la noche se anuncia con la llegada de unos besos aventureros...
A los que ya les voy ech-ando el lazo.aunque... ;)Os dejo con el Kanka que lo sigue diciendo mejor que yo.