Al echar la vista atrás he comprendido que los planes a largo plazo nunca funcionan, que es mejor vivir el momento y decidir las cosas de un día para otro. Así, sin pensarlo dos veces, sin dar lugar a arrepentimiento. Mejor hacerlo así que arrepentirse luego de no haberlo hecho. Otra de las cosas que he aprendido en este tiempo es a mostrar mis sentimientos. No tengas miedo de decir 'te quiero', pero solo dilo si de verdad lo sientes. Grita a los cuatro vientos lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.
Después de mucho tiempo, puede decir en voz alta que soy feliz. Todo gracias a esas personitas que no hace mucho llegaron a mi vida. Y, muy orgullosa de ellas, puedo decir que tengo las mejores amigas del mundo. Sí, lo se, todo el mundo dice eso, pero yo lo digo con motivos y pruebas irrefutables de ello. Mi felicidad no es solo gracias a ella, sino también a esa persona especial que todos encontramos en algún punto del camino. Sí, me refiero a él. Dicho todo esto y sin más preámbulos, me despido hasta la próxima.
La otra noche, para no perder la costumbre, no conseguía conciliar el sueño, y eso me llevó a pensar. Pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que cumplí la mayoría de edad. Y no, no ha sido éste el motivo del gran cambio de rumbo que ha dado mi vida. Hace poco más de un año que mi vida empezó a cambiar lentamente, pero, de repente, el cambio se volvió brusco. En el último año han entrado a mi vida personas que, a día de hoy, son súper importantes para mí. Personas que llegaron a mi vida sin avisar y la llenaron de luz y color. Otras... Otras personas que... Bueno, otras que ya no están aquí conmigo. No estoy muy segura de que la pérdida de esas personas me haya hecho más fuerte, lo cierto y verdad es que si dijera eso, mentiría. Perderles me ha hecho darme cuenta de que soy débil, de que ellos hacían que, de cierta forma, permaneciera fuerte.