Revista Literatura

Diez contra uno.

Publicado el 04 junio 2015 por Marga @MdCala

Era un aniversario oficial. Y era un aniversario olvidado.

A Brianda siempre le había gustado que le regalaran flores, y aunque tenía -cómo no- sus preferidas que siempre serían blancas, aceptaba cualquier clase, forma, número y color. Una simple margarita entregada con devoción, colmaba todos sus deseos y satisfacía -más tarde- buena parte de los del obsequiante. Casada y feliz por etapas, aguardaba impaciente la fecha conmemorativa de una década juntos, y confiaba en ser sorprendida por quien le juró eternidad por primera vez…

Junio, el mes del día, ya se había convertido en presente, en regalo pensado, y a falta de un par de jornadas, Brianda atendió una llamada en su puerta que transformó su boca en perfecta sonrisa: aquel chaval uniformado venía a entregarle un impresionante ramo de rosas blancas, que de inmediato perfumó la estancia y su vida. Tras responder con agradecimiento y generosa propina, la mujer de Ernesto Ariza buscó con ansiedad entre las flores la imprescindible tarjeta de su marido, tan parco en emociones orales como escritas. Diez contra uno.

Dos o tres pinchazos más tarde, Brianda se dio por vencida: no había ningún mensaje escondido. Aquellas 12 rosas blancas debían ser más que suficientes para Ernesto, pensó un tanto desencantada, y chupándose el dedo curioso y magullado, las puso en agua y esperó su llegada para agradecérselo como debía. También sin palabras.  A fin de cuentas ¿no eran los hechos lo más importante en una relación?

Y él llegó, y la encontró más bruja que nunca; radiante, despeinada, deseable, semidesnuda de seda negra y sentada sobre la amplia y preparada encimera de la cocina. Ella, por su condición, sabía del arte de los polvos mágicos, y su marido había acabado también por aprender. Impulsivo y Abierta, los amantes fundieron sus miradas al ritmo del mejor compás existente.

No sería hasta un par de horas después, que la celebrante del aniversario anticipado recibiera un mensaje en su teléfono móvil. Un mensaje que la dejaría helada de pie junto a la cama donde ya dormía su pareja de baile…

-Espero que te hayan gustado las flores. Sí, ya sé, pero no pude contenerme, Brianda, y como hoy hace un año que nos conocimos en el chat… ¡Feliz aniversario, querida!


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