Revista Literatura

Diez formas de sacar de sus casillas a una escritora.

Publicado el 14 enero 2019 por Marga @MdCala

Tras leer y sonreír con el artículo de César Mallorquí (el abominable hombre de las letras) titulado: “Diez maneras de sacar de sus casillas…” me veo reflejada en algunos de sus certeros puntos, pero recuerdo otros tantos, más ajustados a las escritoras, que hoy dejaré caer en este vuestro blog. Aprovecho mi propio espacio, que otro no tengo, para enviar un saludo empático a mis colegas, hombres y mujeres, y a todos mis lectores. A los cuatro.

Diez formas de sacar de sus casillas a una escritora.

1.- ¿Escritora? ¡Qué interesante! ¿Erótica también? ¿Podrías escribirme algo a mí y así te doy mi opinión? Por supuesto lo único que interesa a este tipo de “lector” es que le alegres muy mucho el día tonto que se le presenta por delante. Para nada le importa tu escritura, tu tiempo, tus quehaceres ni tu paciencia… Se puede hacer la prueba “refinitiva” hablándole de los otros libros/relatos que tienes, de otros géneros, de tu sufrida carrera, y viendo cómo se escabulle/desaparece/suicida…

2.- Cambia el nombre de este personaje, que yo tengo una prima/amiga/amorplatónico/abuela que se llama igual y se puede sentir aludida. Para empezar, dar una orden de ese calibre a una escritora ya es mala idea, pero si además con ello te demuestra lo mucho que le importa lo que pueda pensar su primamigamorplatónicoabuela, te está invitando a que no lo cambies nunca jamás. Otra cosa no sería humana. ¡Ah! Normalmente esta sugerencia proviene de la pareja. Sí o qué.

3.- Pero tú no trabajas ¿no? Tú, ama de casa como yo… Y entonces tú piensas: sí, ama de casa como tú, y prudente y diplomática –que me va a costar un parraque- como yo sola. Este tipo de comentarios no tiene respuesta aceptable, a no ser que quieras quedar de soberbia/clasista/engreída/tontalculo.

4.- ¡A ver cuándo das una presentación donde haya gente que no te conozca! Esto te lo suele decir, a modo de broma, un familiar cercano cuando aprecia que al presentar tu libro casi que no está ni él… A veces sin el casi. Aquí solo puedes asentir a la propuesta, a la vez que practicas la respiración de autocontrol que te enseñó tu psicólogo.

5.- ¿Comedia romántica con una protagonista femenina? ¡Eso es Bridgest Jones! Claro que sí, campeón. ¿No será que todo lo que tú has leído/visto sobre ese género es el personaje de Helen Fielding? Hay vida más allá de Renée, advertiré, y las características básicas las compartimos muchos personajes y personas. Pues no había indios en el oeste…

6.- Así que escritora ¿eh? Yo (sí que) soy escritor, licenciado por la Universidad de Oklahoma (pongamos por caso), y bien podría echarte (o meterte) una mano para que publiques. Tengo buenos contactos. El menda tiene buenos contactos pero aún le parecen pocos. Él lo que quiere es contactarte a ti, que eres una mindundi juntaletras, que lo más que has estado en la universidad ha sido para acudir a sus fiestas de primavera, allá por el Pleistoceno, y luego si te he visto no me acuerdo, que el monte está llenito de oréganas.

7.- A mí también me gustaría escribir, pero para eso hay que tener tiempo, como tú, que no trabajas. Haces bien. Y vuelta la burra al trigo con que no trabajamos. Aquí hay que recordar que una cosa es trabajar y otra cobrar, algo que pocas escritoras consiguen sin dejarse la piel en el pellejo (Mazagatos dixit). La respiración psicológica antes ensayada ahora se torna urgente.

8.- ¿Y tu marido qué opina? Pues vaya usted a saber… ¿Por qué no se lo preguntas directamente a él, que es el que seguro está en todos mis microeventos literarios? En este caso te están recordando que debes ajustarte a ciertos modos y costumbres; que no te excedas con lo erótico que no te pega (y luego me vienes llorando), y que con la Sección Femenina de las Patas Quebradas se vivía mejor…

9.- Para la próxima presentación ponte falda, que se te vean las piernas. Esto te lo dice un presunto lector (o más de uno, cosas veredes) que jamás ha leído nada tuyo ni piensa hacerlo, así escribieras como la J. K. Rowling, y tu magia le reconvirtiera el cerebro. Pero te lo dice porque sí, porque se ha diplomado en Machirulos.com, y eso le da derecho a pronunciarse sobre tu atuendo, tan importante para presentar un libro. Eso lo sabemos todos (y él, más).

10.- “¿Leíste mi libro?” (Preguntas toda loca, avalada por el transcurso del tiempo, media botella de tintorro “Échaleovarios”, y amparada en la cercanía y confianza del comprador). “Sí” (que te responde). Cri… cri… cri…

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