Vivimos entre el Si y el No. Optar entre Sí y No quizás sea una decisión comprometida. Hay veces en que la diferencia entre decir Sí o decir No, puede ser determinante, modificando nuestra vida, para bien o para mal.
El No lo tenemos seguro, eso decimos para infundirnos valor, porque el No es lo que nos gobierna; decimos No de manera casi constante. Pero, a veces, decimos Sí sin medir las consecuencias, y en ese instante todo cambia.
Pero, ¿No se trata de eso la vida? ¿De decir Sí, de avanzar, de vivir?
El Sí nos compromete, exterioriza nuestras aspiraciones, es señal de que en ocasiones algo falta. Una vez más estamos ante esa decisión; que todo siga siendo No, o animarnos al Sí y sumergirnos en la vida, esa vida que vivimos obstaculizando más o menos todo el tiempo con el No. Por supuesto y soy una convencida de que saber decir No es necesario y se requiere de mucho valor para expresarlo.
Cuanto amor hay en un Sí a tiempo!.
Tampoco es cuestión de andar por la vida con el famoso Sí fácil,
pero eso es agua de otro costal…
Sin olvidar lo que conocemos como Instinto,
el cual algunas veces nos guía y no sabemos
si por Sí o por No…