La cocaína, la metanfetamina y el éxtasis (MDMA) son psicoestimulantes similares, pero el mecanismo de acción de cada uno es ligeramente distinto. La cocaína aumenta los niveles sinápticos de dopamina, serotonina y noradrenalina a través del bloqueo de los transportadores que “limpian” la sinapsis después de la liberación de los neurotransmisores. El MDMA y la metanfetamina inhiben la captación de los mismos neurotransmisores. Pero ahí terminan las similitudes, la metanfetamina y el MDMA también producen que los neurotransmisores se liberen, esto es algo que no hace la cocaína. En ingles se los llama releasers que puede ser traducido como liberadores. Otra diferencia entre la cocaína y la metanfetamina, por un lado, y el MDMA por otro, es la afinidad por el transportador de serotonina que es 10 veces mayor en el caso del éxtasis, mientras que la cocaína se une con una afinidad relativamente similar a los tres transportadores (de dopamina, de serotonina y de noradrenalina).
Si bien todas estas drogas producen liberación de dopamina, que es el principal responsable de su capacidad adictiva, es notoria la diferencia entre las capacidades adictivas de cada droga. Existe una gran cantidad de experimentos realizador con roedores, primates e incluso con humanos donde se encontró que el poder adictivo de la cocaína era muy superior al de las anfetaminas y ambos muy superiores al del MDMA. Probablemente esta diferencia se deba al aspecto que explicaba antes, como regla general se puede decir que las drogas que modifican el sistema dopaminérgico, cocaína, anfetamina, etc son mucho más adictivas que las que involucran al sistema serotoninérgico MDMA, LSD, psilocibina (hongos), etc