Pintura: “Digresión filosófica”, Edward Hopper , 1959.
Elegía 1938
Trabajas sin alegría para un mundo caduco, donde las formas y las acciones no encierran ejemplo alguno.Practicas laboriosamente los gestos universales,sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.Los héroes llenan los parques de la ciudad en que te arrastras,y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.Por las noches, si llovizna, abren paraguas de bronceo se recogen entre los volúmenes de siniestras bibliotecas.Amas la noche por el poder aniquilador que encierray sabes que, durmiendo, los problemas te exoneran de morir.Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Gran Máquinay te repone, diminuto, ante indescifrables palmeras.Caminas entre muertos y con ellos conversassobre cosas del futuro y asuntos del espíritu.La literatura arruinó tus mejores horas de amor.Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.Corazón orgulloso, tienes prisa en confesar tu derrotay aplazar para otro siglo la felicidad colectiva.Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la distribución injustaporque no puedes, tú solo, dinamitar la isla de Manhattan.Del poemario "Sentimiento del Mundo",1940.
Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), Brasil.
Homenaje al poeta Carlos Drummond de Andrade en
la Playa de Copacabana, Río de Janeiro.
Elegia 1938Trabalhas sem alegria para um mundo caduco, onde as formas e as ações não encerram nenhum exemplo.Praticas laboriosamente os gestos universais,sentes calor e frio, falta de dinheiro, fome e desejo sexual.Heróis enchem os parques da cidade em que te arrastas,e preconizam a virtude, a renúncia, o sangue-frio, a concepção.À noite, se neblina, abrem guarda-chuvas de bronzeou se recolhem aos volumes de sinistras bibliotecas.Amas a noite pelo poder de aniquilamento que encerrae sabes que, dormindo, os problemas te dispensam de morrer.Mas o terrível despertar prova a existência da Grande Máquinae te repõe, pequenino, em face de indecifráveis palmeiras.Caminhas entre mortos e com eles conversassobre coisas do tempo futuro e negócios do espírito.A literatura estragou tuas melhores horas de amor.Ao telefone perdeste muito, muitíssimo tempo de semear.Coração orgulhoso, tens pressa de confessar tua derrotae adiar para outro século a felicidade coletiva.Aceitas a chuva, a guerra, o desemprego e a injusta distribuiçãoporque não podes, sozinho, dinamitar a ilha de Manhattan.Del poemario «Sentimento do Mundo», 1940.Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), Brasil.