Dimitir no es un nombre ruso

Publicado el 13 febrero 2013 por Karmenjt

A mi también me gustaría como a Ana que la coherencia triunfara y el efecto Papa se extendiera por nuestro presente político y económico. Pero parece que aquí nadie se anima.

No creo que el Papa haya renunciado por coherencia, porque si así fuera hubiera disuelto el Vaticano, habría repartido todas las riquezas y tesoros allí acumulados entre los pobres de la tierra y hubiera mandado a los obispos y cardenales a predicar la palabra de Dios con lo puesto, como los apóstoles, solo que los de ahora podrían llevar sus móviles de última generación. Ya se que esto es inviable y una exageración, pero con que se deshiciera de una décima parte de todo lo que tiene acumulado ya resolvería muchos problemas, y si no que se lo pregunten a los que reparten comida en Caritas todos los días. Por no hablar de los reiterados incumplimientos por parte de su jerarquía de sus mandamientos así como la ostentación que algunos han hecho de los vicios y pecados capitales: gula, lujuria, soberbia, ira, avaricia…

Ana también mencionaba a Beatriz Talegón, la joven socialista que debió hacer sonrojar a más de un dirigente de su partido al reclamar un poco de coherencia, censurando la utilización de hoteles de cinco estrellas y coches de lujo para hablar de socialismo y revolución. Y es que en efecto, si Marx levantara la cabeza ahora mismo saldría escandalizado al ver como defienden algunos sus ideas. Hace tiempo que el líder de la oposición debería haber renunciado, su imagen está demasiado desgastada, no es creíble que ahora tenga las soluciones a todos los problemas cuando tuvo en su mano solucionarlos y no lo hizo.

La CEOE que representa a los empresarios españoles está tan corrompida como sus dirigentes, tres de sus presidentes han sido imputados por corrupción y tienen lazos tan estrechos y hasta familiares con el aparato político tanto presente como pasado que si se trazara un organigrama de las idas y venidas de dinero negro seguro que faltaría pizarra. Pero todos mantienen su inocencia, aquí nadie reconoce nada y con un poco de suerte el caso se sobresee o prescribe.

Tenemos un Rey que aunque solo fuera por marketing debería abdicar a favor de su hijo que según las encuestas está mejor posicionado que él. Porque para que nos vamos a engañar, Juan Carlos ya no es lo que era, por mucho que alguna serie de televisión nos quiera lavar su imagen, el tema de los elefantes, su yerno “listo” que ha hecho bueno al otro yerno “tonto”, sus supuestos líos de faldas y sus desplantes le han restado bastante popularidad. Yo particularmente aplicaría la obsolescencia a la monarquía al completo, pero creo que eso por ahora es del todo imposible.

Así que entre sobres, confetis, globos, saraos, trajes, cenas, viajes y coches, ha corrido tanto dinero oculto que parece que muchos de los recortes que estamos padeciendo no hubieran sido necesarios. Y eso si que da rabia, porque es dinero de nuestros impuestos que se ha despilfarrado en manos de unos pocos, con la connivencia y complicidad de los que ahora están ejerciendo el poder político tanto a nivel nacional como autonómico y local.

Espero que el reflejo de todo esto tanto en las urnas como en los juzgados me quite la horrible sensación que me invade de que la impunidad tiene despacho abierto en el poder.